viernes, 9 de noviembre de 2012

SIN CASO EN EL APARTAMENTO, Un Relato de Sherlock Holmes.

Aquella gélida mañana de noviembre desperté un poco antes del amanecer. Helado, la verdad. Me había quedado dormido muy tarde sentado en el sillón junto a la chimenea del salón de la señora Hudson. Ella suele acostarse temprano, por lo que me tomé la libertad de descuidar mi aspecto y sólo vestir un batín rojo oscuro carmesí,unos calzones y un desigual par de calzetines. El fuego que tan bien alimenté esa noche ya sólo era cenizas y un incòmodo frío me llegaba hasta los huesos. Me desperecé en el sillòn mirando hacia la ventana màs pròxima, empañada de vaho. Una gris niebla cubría la aún nocturna Baker Street, dando la impresiòn de que el 221 era el único edificio de toda la ciudad, y que Londres sòlo era un mal sueño. A veces, cuando la reclusión en mis habitaciones se prolongaba demasiado,como era esa ocasion, lo parecia. Perezosamente y algo abotargado me dirigí a un territorio que me era tabú por orden de mi casera: la cocina, y con cuidado preparé una tetera y la puse en la lumbre. Sonó entonces la puerta. No el timbre ni el llamador, unos pequeños nudillos golpeaban ritmicamente la madera por debajo de la linea de flotacion lógica en un adulto corriente. A juzgar por las horas, uno de los irregulares se habia percatado de mi presencia desde el exterior, tal vez incluso esperando vigilante en mis escaleras y esperaba de mi un compasivo desayuno a cambio de quizás alguna información suculenta. Dudaba que tal cosa pudiera interesarme, pero le abrí, y el pequeño Billy Batson "Bats" entrò directo a la cocina, rápido, sonriente y dando unos vigorosos -¡¡Buenos dias señor Holmes!! como si ya fueran las 10 de la mañana. -¿¡Tiene usté café!? ¿tostadas?.. Diligente, no iba a despertar a la señora Hudson por aquel minúsculo banquete, asi que fui dispusiéndolo todo mientras el crío de apenas 10 años se sentaba dispuesto en una mesita del salon a esperar su desayuno como si de un lord del exclusivo club Diógenes de Mycroft se tratase, tras salir de la cocina tan raudo como entró. Agradecí que aquellas pequeñas y répidas manos se distanciaran de la mimada despensa de la señora Hudson. Y mientras preparaba todo y me servía el té le interrogué: -¿Que te ha traido esta casi mañana por aqui pequeño amigo? ¿Te has peleado otra vez con el granuja de Jimmy O`keefe?. -¿No debería saberlo ya usté señó holmes? ¿Se leer,sabe? y en los relatos que el doctor escribe sobre ustedes dos sus casos suelen comenzar con una visita sorpresa a la que usted deslumbra con sus dedusiones por las que ya sabe que quiere su cliente de ustedes. -Tú Sí que eres un caso, billy. no te quepa duda. No esperaba emociones como aquellas a las que mi pequeño truhan callejero se refería para aquella mañana. Ya masticando, "Bats" siguió:-Pues le traigo la primerísima edición del London Herald Tribune-, sacándose un ejemplar muy redoblado de su chaquetita. -Y también su...medicina-. Me pilló desprevenido -¿Quién te ha pedido tal cosa?-inquirí. -usté,señor,ayer mismo-. Miré con frialdad un instante el pequeño bote de opiáceos licuados que el niño había dejado en la mesa con naturalidad junto al periódico sin dejar de engullir sus tostadas y de huntarles más mantequilla y mermelada. Estaba seguro de no haber pedido nada de aquello. Es más, no veía ni hablaba con el pequeño Billy Bats hacía ya varias semanas. Y sin embargo, a mis casi 40 años me habia dejado llevar por una espiral de desidia como ninguna otra desde que Watson se habia marchado del apartamento que compartíamos como inquilinos para contraer matrimonio con su prometida, la hermosa señorita Mary Higgins St.Clark y concluimos nuestro último caso y con él nuestra asociación. Pero Watson, sabedor de mis funestos (en sus palabras) hábitos, venía prácticamente a diario a controlar a este excéntrico solterón que sólo tenia ya por compañia a su vieja casera y ama de llaves, un aun más viejo fox terrier dormilón que de vez en cuando despararecía como ahora y las visitas inesperadas de pillos hambrientos, huérfanos de los barrios bajos.Amén de un hermano mayor distante, abrumado por las obligaciones de su cargo, que yo, el díscolo benjamin habia evitado toda su vida. Pero no habia motivo esta vez, no consumía aquellas drogas hacia mucho. Su uso me dejó hastiado. ¿De qué iba aquello entonces? el joven Billy me miraba con determinación y aparente inocencia. Con la intención de despejarme bebí al fin mi té .le miré pensativo mientras el chiquillo acababa con su desayuno y ensimismado no aprecié el sabor dulce del té hasta haber apurado al menos media taza. y sobretodo lo importante, el hecho de que lo estaba tomando sin haberle añadido aun mis 3 terrones de azúcar.En el instante en que me dí cuenta lo supe. Mire al pequeno billy a los ojos, que percibieron la iluminación del que se descubre acorralado en los míos y soltó una risita con su última tostada en la mano mientras me desplomaba en la alfombra. Inmóvil. Envenenado. Vertió un tóxico endulzado en el té que había dejado enfriar un poco,mientras le preparaba su café y tostadas como buen anfitrión. El estupor fue mi última emoción consciente. Cuando desperté, Billy no estaba. En su lugar una despeinada y preocupada señora Hudson me miraba desde arriba, al lado de un tipo al que no había visto en mi vida, o eso juraría solemnemente si su tez negra de hollín no me impidiera afirmarlo con rotundidad. Ya no me encontraba sobre la alfombra, sino acomodado en el sofá de mi habitaciòn, envuelto una manta. -¿Cómo se encuentra Sherlock? La buena señora nunca me llamaba así. Estaba visiblemente nerviosa. Éste es Thomas Willcott, el deshonillador que ha venido hoy temprano. Cuando le he encontrado sin sentido me ha socorrido y le hemos subido a su habitación-. Ya era de día, a juzgar por la luz apenas las 8. Ante mi extraño silencio, Hudson siguió: -Ese granuja de Billy Batson me ha despertado cuando se ha desmayado usted. y mientras le he socorrido el muy ladrón se ha llenado los bolsillos de huevos y panecillos y ha salido pitando. Decía que corría a avisar al doctor Watson, bendito sea, debe estar al llegar. Estaba usted helado!!- Lo unico engorroso en escuchar la explicacion de mi cuidadora era tener la certeza de que no podia moverme ni hablar. Aún así, noté que ella callaba alguna cosa y la sombra de una reprobadora tristeza le pasaba por los ojos. Lo había visto antes. Pensaba que mi estado se debía de nuevo a las drogas. Quizás el joven mequetrefe le había dejado alguna prueba falsa más a la vista para inducirle tal sospecha. Sin duda el niño no era el cerebro de aquel atentado contra mi reputación que aún no se había consumado en asesinato. Watson, que conservaba su propia llave del edificio, entró al fin acelerado en la habitacion de mi apartamento, maletín en mano. -¡Holmes, como diablos ha podido hacer semejante estupidez!! ¡¡Una mente como la suya, echada a perder!!-,Dijo a voz en grito. Aquello parecia el discurso habitual de mi hermano Mycroft. Me dolía la cabeza.Le miré suplicante, haciéndole ver mi casi inmóvil estado. Dirigí exagerada y repetidamente mi vista primero a Watson y luego al deshollinador, que sin articular palabra se situó en un discreto segundo plano. Tras Tras comprobar mi estado y convencido de que me encontraba en un grave extremo de sobredosis que podía resultarme mortal, Watson iba sin saberlo a ser mi asesino. CONCLUIRÁ..

sábado, 27 de octubre de 2012

LOS PRINCIPIOS DEL FIN

LOS PRINCIPIOS DEL FIN No hacía ni cinco minutos que había entrado, y sentado en la barra de la cafetería ya tenía el impulso de largarme cuanto antes. Entraba a trabajar de tarde en 20 minutos, tenía tiempo de sobra. Pero empezar una conversación con ella me resultaba incómodo. No tenía respuesta ni para la pregunta más sencilla del diálogo más trivial. ¿Qué le diría si me preguntaba simplemente a qué me dedico? Me gustaría responder:"Escribo".Pero lo cierto es que llevo meses sin escribir apenas una línea, y mucho más sin que sea nada que valga un poco la pena. Y tampoco es que sea mi profesión ni nada, es sólo algo que me gusta hacer, como a tantos, ya ves. Y es que ya no me veía a mí mismo como una gran compañía. Puede que tampoco lo haya sido nunca, no se. Me sentía vacío. Acababa de salir de una relación, y durante todos esos meses me había vertido entero en ella hasta que no me quedaba nada que ofrecer. Apenas había comenzado a recoger los pedazos y recomponerme como para pensar en perderme en otra bonita sonrisa y unos ojos dulces. Y sin embargo, allí estaba. Callado como un tonto. Era agradable que alguien tuviera un pequeño detalle como invitarme a un café y una palabra amable. Llamadme triste, así de deshecho estaba. De tanto no sentirme escuchado ni apreciado me sorprendía cuando un conocido o una amiga me dejaban terminar una frase, y que al concluirla no me esperara una mala cara para ensombrecerla. No sabía demasiado de la camarera, y en realidad supongo que no quería descubrirlo. No todavía. Deseaba recrearme un poquito más en la ilusión que me hacía gustarle un poquito a alguien de nuevo, aunque no fuera cierto. No pretendía ir más allá. Tampoco sería justo. Y sin embargo...cuánto me gustaría. Pero estaba tan a gusto allí, esos breves minutos mirándola en silencio moverse con ritmo en el bullicio de una tarde lluviosa que había llenado el local de vociferante clientela de fin de semana, que me daba miedo estropearlo volviendo a la realidad, como había estropeado todo en mi vida durante el último año de un modo u otro. Un perro apaleado más de los pesados que llenan los bares. Ví una vida hermosa que no me necesita en ella. Pensamientos innecesariamente apresurados e impropios. Como el buen Foggy Nelson le decía a Matt Murdock en Daredevil:"Pasas directamente a la ruptura sin empezar siquiera la relación, que de todas formas podría no existir. Así es más rápido y seguro." Sin riesgo no hay fracaso. Ya has perdido porque te has rendido antes de empezar. Conozco la sensación. Fue mi forma de vida durante mucho tiempo. Pero en algún momento, esa tarde, entre aquella taza de café y la surrealista conversación en la tienda con una adolescente que algo airada se frustraba intentando explicarme con gratuita y acomplejada dificultad que el "Yaoi" es el Manga para lesbianas, tomé la inconsciente y casi involuntaria decisión de dejar de compadecerme. Tal vez no era mucho, pero Sí un principio. Creo que necesitaré varios principios hasta que encuentre mi final. Con algo de tiempo. Y sin embargo... EL FIN DEL PRINCIPIO

jueves, 21 de junio de 2012

POMPONES ENSANGRENTADOS

ANIMADORAS CONTRA ZOMBIES, UN GÉNERO EN ALZA!! Ya sea en cómics como ZOMBIES VS. CHEERLEADERS y NANCY IN HELL o videojuegos como LOLLIPOP CHAINSAW, las animadoras son la primera y más vistosa línea de defensa contra los muertos vivientes desde que la precoz Buffy Summers hiciera aparición como cazavampiros en los 90. el muy divertido cómic HACK/SLASH, de posible adaptación cinematográfica, es una buddie movie protagonizada por la exanimadora gótica Cassie Hack y un arquetipo de slasher que van a la caza de este tipo de serial killers ochenteros que proliferan en la América profunda. Han colaborado en distintos crossovers con las CHEERLEADERS VS. ZOMBIES e incluso con REANIMATOR.

martes, 19 de junio de 2012

AL BORDE DEL TIEMPO

Me sentía de todo menos especial rodeado de aquellos miles de personas, tan pasmados como yo. Abducidos, secuestrados, contemplando no se sabe muy bien el qué a través de una gran pantalla mucho más alta que el cine Imax más descomunal. Parecía hecha de algún tipo de cristal líquido sin fin, como una ventana al infinito. Y eso es lo que creíamos estar mirando, el final del infinito, el último aliento del universo. Un colapso de agujeros negros masivos, cuyas bocas y espirales eran ya casi la única luz en un vacío condenado a la negrura absoluta. Pequeñas secciones rectangulares se abrían y subdividían en la enorme pantalla, mostrando espectros de luz, calor y otros análisis de gases y materias exóticas invisibles que aún llenaban el entorno cercano a aquellos gusanos que absorbían los últimos restos de materia del saco vacío de la existencia, a punto a darse la vuelta. La Tierra, por supuesto, ya no existía hace mucho. Pero había muchas más estaciones como la nuestra flotando vigilantes ahí fuera, esperando el momento. ¿Nos habían llevado hasta allí, arrancados de nuestra época, muy anterior a todo aquello, sólo para que contempláramos el fin último de todas las cosas y muriéramos con ellos? No. ´"Así No es como acaba el mundo". Esa es la premisa. Las estaciones, en el momento adecuado, justo al final del tiempo en la eclosión final, abrirían una cadena de agujeros de gusano artificiales encadenados a los superagujeros masivos naturales que resultaban intransitables y a través de una serie de saltos temporales precisos nos llevarían intactos del fin de este cosmos al inicio de varios de los siguientes, más allá de sus respectivos Big Bangs, y mucho después de que las estrellas hubieran dado forma a planetas que hubieran ya empezado hace tiempo a enfriarse, de los que muchos podrían albergar vida y recursos. Será la primera vez que la humanidad habite un multiverso de realidades paralelas simultáneamente, con la capacidad de comunicarse entre lugares con leyes físicas divergentes y pasar de uno a otro. ¿Para que nos necesitaban a nosotros en todo aquello? Para nada. Aquella especie humana del futuro lejano estaba tan evolucionada física y mentalmente que era como llevarse a un homínido anterior al neandertal a que nos resolviera un problema doméstico con internet en mi tiempo. La vida surgiría por sí sola en los nuevos mundos, y ellos podían plantarla y crearla de todas formas. Podían recrearnos cuando quisieran. Sin embargo, preferían capturarnos a un puñado de personas desde un pasado que para ellos habría sido tan improbable como Atlantis sino fuera porque pueden viajar hasta él y verlo con sus propios ojos, y llevarnos hasta allí. No sé de sus motivaciones, en realidad no nos dan tantas explicaciones ni nos tratan como iguales. Tampoco nos desprecian, sencillamente un entendimiento natural no se da. Y no es solo a nosotros. Estos "humanos" evolucionados parecen igual de condescendientes con otras especies y razas alienígenas que parecen tan desarrolladas como ellos pero que diría carecen de su determinación natural para saltarse los límites que les habrían extinguido junto al viejo planeta Tierra. Me he imaginado muchas veces que es este primitivismo para soñar sin parangón lo que ha motivado nuestro rapto. Tal vez creen que pese a que comparten nuestra naturaleza los factores que han dado lugar a su civilización son tan consecuentes como aleatorios con respecto al pasado del mundo de origen. Las seis (al parecer ahora nueve) extinciones masivas de especies que experimentó la Tierra, y todo lo que pasó después motivaron el ascenso de estos últimos pobladores y al fin señores de un universo que ya moría, y tienen la intrépida arrogancia de pasar al otro lado y sobrevivir. Esta vez la canción de los hombres no terminará, podemos estar orgullosos de nuestros herederos, pese a que me gustaría poder reconocerme en ellos con mayor facilidad, no sentirme un espécimen en sus manos. Sin embargo, siguen siendo seres emocionales. Yo los llamo sintozoides en broma, me gusta desconcertarles cuando puedo, aunque debo parecerles como un chimpancé contando chistes demasiado viejos para que ya los entienda nadie. Un público imposible más que difícil. Y me siento estúpido porque no me quito de la cabeza a esa chica, (las mujeres siguen existiendo en esta nueva era, más o menos), cuando ya podría fijarme en alguna Eva de mi propia época para repoblar los vergeles que nos asignen (si no me lanzan por la escotilla antes), pero es fácil quedarse prendado de una diosa de las estrellas. Ahora comprendo a los antiguos que se maravillaban con las apariciones de Afrodita y sus diosas de la belleza. Ni sé su nombre, nunca se dirige a mi con la familiaridad suficiente, ni habla de si en tercera persona como haría un dios de verdad, pero desde que bajó de los cielos en caída rasante y me arrebató como a Elías en un carro de fuego me dejó sin aliento. Su melena de pelo blanco albino con mechas negras y tonos grises plateados, su piel bronceada y esos ojazos verdes de expresividad enigmática fue lo primero que vi a 3000 km por segundo cuando mi paseo de madrugada al filo del amanecer pasó a estar en mitad de una batalla entre especies futuras por razones que sólo ellos comprenden. A ras de suelo un estruendo precedía a unas reducidas plataformas individuales con forma de disco metálico en relieve sobre las que se erguían en pie unas peculiares amazonas de melenas al viento que planeaban con sus skates flotantes supersónicos en piruetas de vértigo, flexionando las rodillas y levantándolos en ángulos imposibles de realizar para usarlos como escudo cuando una lluvia de metralla fosforescente les caía desde arriba. Entonces ascendían y contraatacaban con unas espadas de cristal líquido que parecían volverse incandescentes y despedir algún tipo de materia muy cortante y letal a pocos metros de su objetivo. Paralizado y boquiabierto estaba en los escasos instantes que habían transcurrido, cuando todo pareció estallar a mi alrededor en la calle y me vi proyectado hacia arriba, rescatado por aquella insensible amazona más como un fardo absurdo que como un pasajero incómodo de aquel improbable vehículo personal de guerra. Y aquí estoy, a bordo de naves misteriosas al borde del tiempo. Este no es mi sitio, contemplando como mueren las últimas estrellas y empalmado con el olor de su pelo a mi lado. Fascinado por como todo acaba para volver a empezar. Sólo queda el futuro, todo está por hacer.

domingo, 17 de junio de 2012

AMANECER ROJO

Soy un niño de la postguerra. La de Vietnam. Nací cuando las excavadoras se tomaron en serio al fin la deforestación del Amazonas. Cuando murió el programa Apollo y los sueños de salir ahí fuera. Nací a punto para la era Reagan. Crecí con el agujero en la capa de ozono, bajo la amenaza de un Apocalipsis atómico accidental o voluntario en la última partida de la guerra fría. Crecí más con la estigmatización oficial del tercer mundo y sus masacres, hambrunas e invasiones, mirando a los ojos a una niña agonizante hundida hasta la barbilla en un charco por la catástrofe. Seguí creciendo con el recuerdo de Chernobil y el Challenger, con la pantalla verde de los bombardeos de un arrogante nuevo orden mundial que desembocaría una década después en terrorismo global y guerra permanente. Crecí con el paro, conviví de niño con su desesperación. Era casi un hombre cuando volvieron los campos de concentración a Europa y los genocidios se intensificaron en África. Miss Sarajevo era algo mayor que yo, y mucho más valiente. Ahora me parece una niña que no creció. Ya era mayor y sabía lo que era trabajar y tener un empleo hacía años cuando la enorme corrupción habitual decidió que era el momento de echar el telón que descubriera su máscara de maldad, la que no veíamos desde antes de nacer mis padres, pero que se intuía desde décadas atrás. Nací cuando todo esto empezó a fraguarse, a cocinarse a fuego lento. Ahora da sus frutos y estoy preparado, crecí con la idea que Spielberg nos inculcó de que hay vida ahí fuera y que por el momento tendrán que ser ellos los que vengan aquí. Estoy listo para el Apocalipsis, y sé que No es así como el mundo acaba.

PUNTA DE LANZA EN ASTILLERO

La realidad se ha equivocado. Yo iba camino de quedarme toda la vida en mi sofá, con mis cómics, mis pelis, mis videojuegos, mis amigos, familia, alguna chica y poco más. A vivir en paralelo y pasar de puntillas. Estaba más que dispuesto. Ocio como para cubrir a varias generaciones. Conocimiento inútil y nada práctico. Y entonces llega el mundo y se va al carajo. Leí que el Apocalipsis iba a ser un Blockbuster y al final es más como una de Ken Loach. Pero no es sólo así. Veo más. Veo esperanza, sueños, destinos. El tormento y la desesperación campan a sus anchas entre nosotros, por nosotros. El miedo encarnado en egoísmo, como antes y siempre ha sido. No miramos lo bastante arriba. Si queremos ser una piña debemos vernos desde más lejos, más arriba, desde una atalaya en las estrellas. También muchos dicen que hasta que todo no empeore aún más no habrá revolución, ni líderes. Que sin líderes no hay movimiento, y nadie quiere ser la guía, la punta de lanza. Sólo alguien que no quiere debe serlo. En tiempos oscuros buscamos a un caballero de brillante armadura y algunos a un caballero oscuro. Ambos son necesarios. El primero para ser un héroe, un símbolo. El otro para ser sacrificado. Tal vez sean el mismo. A estas alturas y seguimos necesitados de Mesías. como colectivo no somos gran cosa. Y sin embargo, creo que un solo hombre con el corazón y la cabeza en su sitio puede marcar la diferencia. Creo en marcar una línea en la arena, que el mar borrará. Creo en la armada de uno. Y creo que al lado de otros hombres como él puede cambiar el mundo. Hasta que el mar borre sus huellas de la playa. La realidad se ha equivocado. Me ha dado un objetivo. Ahora me pregunto. Que diferencia a Batman de Timothy McVeigh? de Guy Fawkes? Batman no hace revoluciones. Batman no mata. Batman no es real. Ése es el primer sacrificio. Y son varios. Sacrifica tu conciencia, tu alma, y nada de identidades secretas. ¿Cual es el objetivo real? Tomar el control. Devolverlo. A la gente. Que cometan errores, pero otros, nuevos, propios, los suyos. Y un aviso a la tiranía. Su extinción es temporal, pero posible. Y esperanza. Que miren hacia arriba de una vez. Sólo así veremos esto. Hay otra opción. Puede.

PREPARAOS PARA VOLVEROS FICTICIOS

Ojo, Spoilers!! Todo escritor de fantasía está empeñado en crear su propia mitología, un cosmos personal que compartir y donde sus lectores puedan jugar. Cuando Marvel publicó sus cómics relativos al 11-S, el más importante, el de Spiderman, me pareció un panfleto alentador y solidario, pero un mal tebeo y una pésima reflexión. No integraba para nada el terrible suceso real en el universo donde transcurría la historia, no era coherente. Ya sabemos que Marvel no es WATCHMEN, pero Al Qaeda en un mundo donde existen HYDRA, IMA y SHIELD entre muchas organizaciones pintorescas, y un desastre de esa magnitud en New York, ciudad que los sufre mensualmente a manos de coloridos y despiadados supervillanos necesitaban de otro tratamiento, que no por menos realista iba a ser menos auténtico. Al contrario, a las mayores verdades, a veces demasiado recientes y dolorosas, se llega por metáforas algo alejadas en apariencia de lo que entendemos como real. Un buen hacer en este aspecto ha sido la reciente MIEDO ENCARNADO, también de MARVEL, donde con brevedad y espectacularidad se cuenta la pelea de los héroes habituales de la editorial contra un enemigo que los supera por mucho, atacando a la humanidad (a todos) cuando ésta se encuentra en su punto más débil como sociedad, asolada por una crisis mundial que es sobretodo una fuente de miedo en el futuro y división. La amenaza de LA SERPIENTE, olvidada entidad asgardiana despertada por nazis, representa, al igual que ese huidizo y manipulador Odín que abandona a los hombres a su suerte para protegerse, tanto a una clase que se sitúa por encima de los demás para pisotear sus insignificantes vidas como al peligro de viejos horrores totalitarios en momentos como éste. La feroz resistencia de Los Vengadores, sin esperanza en algunos momentos (increíble que a estas alturas aún nos puedan hacer dudar de si nuestros héroes pueden ganar, o no tanto tras el REINADO OSCURO o era Osborn/Bush Marvelita), representa el coraje por el que tanto se clama y al que se espera como a un Mesías salvador. Pero el escritor Matt Fraction nos recuerda que los superhéroes no son nada sin la gente a la que salvan, que en ocasiones les teme y odia, pero que aquí finalmente se sacude el miedo cuando la muerte es su único destino cierto, y se sitúa al lado del genuino Capitán America, Steve Rogers, que con un inservible escudo hecho trizas y mucho valor traza su línea en la arena para gritar su VENGADORES REUNIOS!! que es una llamada a las armas para todos, que suena tan valiente y desesperanzada como aquel NO PASARAN!! hasta que el hombre de a pie, representado también como casi siempre por SPIDERMAN coge el toro por los cuernos, recobrando el valor cuando la honrada, sufrida y trabajadora generación anterior, o sea la tía May de toda la vida (más resistente que Galactus), le conmina a cumplir con su deber. Los sacrificios de James Buchanan Barnes, efímero pero apreciado Capitán América (uno de los más interesantes de los últimos tiempos, con pasado en común en la Guerra Mundial con Steve y como agente soviético involuntario durante la guerra fría) y de Thor, nada menos, muestran la pérdida de las futuras generaciones por culpa de los pecados y errores de sus padres. Por no hablar del de Tony Stark, pero ésa es otra historia. Al fin, como el Capitán América dice, HOY TODOS SOMOS VENGADORES. . J.A. Santiago