
Entre las muchas novedades del Salón del
Cómic de Barcelona del pasado mayo destacan
All Star Superman y
All Star Batman y
Robin. La primera (obra de
Grant Morrison y
Frank Quitely) con unas críticas entusiastas y la segunda (de
Frank Miller y
Jim Lee como responsables principales) apaleada sin tregua.

Por ello, reivindico, ¡¡ a mi me ha gustado más la de
Batman !!. Y eso que este
Superman tiene un dibujo precioso que me recuerda al del
Incal y tomos europeos de fantasía y ciencia ficción - conste que no tengo conocimientos reales del tema- y un argumento simpático y original, de historias
autoconclusivas - aunque relacionadas - con el sabor de aquellas de la Edad de Plata del personaje, luminosas, cómicas, a ratos épicas y emocionales...y aún así el cuerpo me pidió más, puede que alentado por las bajas expectativas, el desenfreno de ese nuevo
Batman de
Frank Miller,
precuela de su clásico El Regreso del Caballero Oscuro (antes Regreso del Señor de la Noche - En España-), totalmente desquiciado, que secuestra a un
Robin en estado de
Shock y aún cubierto por los sesos de sus padres tiroteados, que conduce riendo como un loco bajo la lluvia, que vive intensamente disfrutando de su violencia y oscuridad, de sus carreras por los tejados y la tormenta que azota su ciudad mientras
Alfred cree que su buen señor ha perdido la cabeza.
Como el resto de sus personajes, esa incipiente Liga de la Justicia con una Diana que escupe e insulta a
Superman antes de besarle, esa loca de Canario Negro que se enrolla con
Batman porque sí, que se dejan las máscaras puestas porque les excita más mientras él recuerda que la última vez que lo hizo fue con
Selina Kyle,
Catwoman.
Después de mi última lectura de
Batman, la decepcionante Resurrección de
Ra's Al
Ghul, este revulsivo resulta refrescante. Y eso que son apenas nueve números de mínima trama argumental
inconclusa por el momento.
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