
Terminada mi lectura de EL ENVIADO - Libro primero de la saga LA FLOR DE JADE - me consta que la titánica empresa que ha acometido su autor para dar forma no solo a una historia interesante de largo recorrido con multitud de personajes creíbles y de bien detallados
matices, sino a la creación de todo un mundo con un millón de posibles referencias
reconocibles en precedentes novelescos, no sólo de fantasía, y otras formas narrativas no
necesariamente literarias (y no me refiero al cine, aunque por qué descartarlo del todo), pero con un carácter
inequívocamente propio, de fuerte
personalidad, todo ese esfuerzo como digo, es proporcional a la facilidad con la que el lector se desenvuelve por sus intrincadas tramas, desde un prólogo que

atrapa de inmediato el interés de quien se enfrenta a las primeras de sus 621 páginas para no soltarle en cada nueva inesperada situación, cada sorpresa y cada batalla plasmada con un dinamismo detallista y visualmente evocador. Una fantasía de espada y brujería o dragones y mazmorras (por utilizar una etiqueta reconocible) pero con los pies de sus protagonistas en el lodo y la sangre de una realidad que nos hace creer que, como en la vida, cualquier cosa puede ocurrir, como el que para cuando llegamos al mundo, el mal ya ha vencido hace mucho.