domingo, 11 de diciembre de 2011

LA HORA DEL LOBO

La puerta metálica se abrió con un chirrido, iluminando el cuartucho a oscuras donde un hombre sentado cerraba los ojos molesto, deslumbrado por la luz del exterior. La mujer, de unos treinta y tantos, entró, sin cerrar tras de sí para ver a su prisionero. Estaba acomodado, más o menos, sentado en una silla tras una mesa. No había nada más allí, salvo cuatro sucias paredes a menos de dos metros una de otra.
Ella traía otra silla consigo, y se sentó al otro extremo del habitáculo, de espaldas a la entrada abierta. No fumaba, él se fijaba en ello. Le llamó la atención porque siempre la recordaba con un Lucky Strike en los labios.
El tipo se tocó la cara, un tanto amoratada y dolorida aún, y esperó que ella hablara.

"- Es curioso que sea yo ahora tu carcelera, ¿verdad?, de ti, que fuiste el mío tanto tiempo. Y aún más increíble me parece que haya conseguido serlo solo con la intención de soltarte. A ti, precisamente.
Sí, no me mires así. Voy a liberarte...Qué mierda, cómo necesito un pitillo. ¿Te acuerdas cuantas veces te dije cuando dejaría de fumar cada vez que tu me lo pedías? Pues sí, ese momento ha llegado. Estoy embarazada. Y al final ha sido de otro hombre, ¿lo ves? uno mejor que tú.
No quiero que mi hijo nazca y crezca en el mundo tal como está.
Lo pensé mucho, ¿sabes?..te odio con todo el alma, pero te conozco.
No se si la mierda que me hiciste aún me afecta, seguro que sí, pero tal vez te debería estar un poquito agradecida, porque creo que sin toda la mierda que tragué contigo no habría podido sobrevivir a lo que llegó después. La chica feliz e ingenua que yo era antes de conocerte, esa niña no habría aguantado la que nos ha caído del cielo luego. Esta puta desgracia tiene que acabar.
Lo que más me jode es que todas las sandeces que ha veces soltabas sobre estar preparado para lo inesperado al final han resultado ser ciertas.
Tus gilipolleces de friki ahora son útiles. Piensas como hay que hacerlo en estas circunstancias. No para salir adelante, para eso ya tenemos a los auténticos héroes, y a los profesionales, los médicos, soldados, a todos esos. Tu ves el resto, más de aguantar un día más, y nunca te ha importado vivir porque ya estas casi muerto por dentro.
Voy a soltarte. Y no tiene nada que ver con nosotros. No quiero al chaval de ojos dulces que me engañó, ni al atormentado idiota que me pedía perdón tan patéticamente. No quiero al falso y ridículo metepatas, no hay lugar ya para eso. No quiero al cabrón que hizo de mi vida un infierno. De esos ya quedan aun demasiados. No, no me interesas tú. Busco al otro. Detrás de tu cobardía infinita solo hay más vacío, más oscuridad. Ahí está. El fuego que veía en tus ojos desde el principio, solo a veces empañado por tu dulzura infantil de seductor patoso y luego por tus engorrosas lágrimas.
Aún me cabreo sólo de recordarlo y me das asco.
Pero ahora quiero que salgas ahí fuera y saques ese fuego. Libera tus jodidas tinieblas, quémalos a todos y lleva a cabo el genocidio que espero de ti. Sé que tienes la capacidad necesaria. No creo que haya habido nunca un momento tan propicio para ello como ahora. A nadie le parecería más favorable.
Cuando el mundo era normal no había sitio para ti. Ahora quiero que lo purgues y si es posible te mueras en el proceso. Porque si lo conseguimos y haces tu parte ya no te necesitaremos más ni habrá sitio para ti.
Te olvidaremos y no le contaremos a nuestros hijos lo importante que fuiste, si tienes los huevos de llegar a serlo de verdad.
Tú eres así, lo sabes, me lo dijiste muchas veces. Hazlo. No vas a volver a mi vida, pero hazlo. Llévanos hasta ahí. Y si no lo consigues y caes antes, tampoco habremos perdido tanto.
Es tu momento, tu hora, la hora del lobo."

jueves, 1 de diciembre de 2011

BERLIN I

EL DIA: CIELO ROTO SOBRE BERLIN
Partimos de nuestra aldea. Un pueblo lejano y solo, callado, tutelado por un arcángel. Las madres plañideras lo nombran en sus hijos. Los sacerdotes lo invocan, los futbolistas se encomiendan a él. Los toreros visten sus estampas. Los conductores chocan con sus triunfos de piedra antes de rodar hacia las cunetas. Monumentos beatos anclados en las innumerables rotondas de la ciudad templo. Milenaria y derrumbándose, la dejamos atrás.

Y subimos por encima de las nubes, para ver el cielo sobre Berlín desde arriba al descender. Apenas ojeo la novela de Anne Rice que me acompaña desde el aeropuerto mientras los ronquidos de un obeso germano amenizan nuestras turbulencias. Se titula La Hora Del Ángel. Y un ángel dorado corona el techo nuboso de la ciudad. Un hombre de negro observa a la gente encaramado a su ala. Han visto otros como él en California, en Los Ángeles, pero no molestan a nadie.

Cerca, en Brandenburgo, Clowns uniformados de soviets, troopers de Star Wars y zombis nazis se fotografían con turistas mientras el espectro del Führer los observa derrotado desde su búnker en el cercano museo de cera. Acaso veo sus ojos solo un instante. Se parece a un borroso y envejecido Bruno Ganz en EL HUNDIMIENTO.

En el campo de Oraniemburgo, uno de esos ángeles de negro excava la tierra helada. Otro se lamenta sereno en la fosa de fusilamientos. Es como un joven Bruno Ganz en blanco y negro.
Hay máscaras de gas fabricadas a mano por cadáveres en el campo, y otras nuevas, más lustrosas aunque semejantes en un escaparate del barrio sado. A la zona latina de los chaperos la conocen por La Mala Pena. El detective hermafrodita Ambigú lo recorre embutido en cuero sudado y acero manchado de sangre. Allí vivió Ziggy Stardust, el héroe cósmico-glam. Allí estaba la base contracultural, en la ciudad dividida de la nación sometida.

-"Soy de CheckPoint Charlie", nos dice un casi anciano exagente de inteligencia de la R.D.A. "-Mi hogar ya no existe, soy un fronterizo, un Tex-Mex Soviet, me llamaba mi viejo colega y adversario, el amigo americano". El sabio y obsoleto policía político fuma sus cigarros baratos y se queda pensativo sentado en el parque frente al monumento a Karl Marx, observando al vendedor turco que ofrece imitaciones de uniformes militares comunistas. El rostro del antiguo Berlín es el de un cansado Bruno Ganz.


PROXIMAMENTE: BERLIN II, LA NOCHE: DAS GESTIRN

miércoles, 30 de noviembre de 2011

ERASE/REWIND

ERASE/REWIND

Al fin el pub irlandés se había atestado. Hacia frío fuera y el concierto daba sus primeros acordes. La mayoría de los que llenaban el local eran conocidos y amigos incondicionales de la banda, que a pie de barra entonaba unas primeras notas que me resultaban tan amenazantes como familiares, por lo que me iba haciendo a la idea de presenciar una velada nocturna más cómo se iban destrozando uno a uno algunos de los clásicos populares del rock de las últimas tres décadas.
Había acudido al lugar, más interesado en las pintas de Guinnes en mi caso que en la música, con el hijo mayor de un amigo de siempre. El chaval estaba entregado a la música desde el principio, y yo le miraba divertido añorando mi pérdida capacidad de divertirme sin mayores pretensiones o el menor espíritu crítico que la experiencia me había dado y encallecido tal vez prematuramente.
Viéndole recordaba a aquel niño pequeño cándido, algo callado y perezoso, siempre con su pijama de piratas y galeones, que me resultaba mucho más familiar que el adulto casi desconocido que tenía delante siguiendo con pasión un ritmo disonante y una voz cascada desafinando hasta lo delirante. Y me sentí tremendamente viejo pese a solo rozar aun los cuarenta. Viejo y solo.
Sin duda tocaban mal y cantaban peor aquellos dos chicos y la muchacha pelirroja que los lideraba, con un carisma ingenuo y tan forzado como los gestos de rockera convencida que tanto parecía gustarle hacer para diversión del público.
Confirmando el éxito que estaba cosechando la simpática chapuza entre sus fieles, me dediqué a apurar mi cerveza observado a los parroquianos del lugar, tratando de evitar la cercanía del potente y ajado altavoz que tenía delante vociferándome aquellas estridencias de karaoke con ambiciones.
El sitio era bonito, decididamente. Acogedora decoración de madera desde el suelo al techo, muchas fotos antiguas con motivos de la vieja Irlanda, qué verde era mi valle y esas cosas. Y bastante lámparas de gas.
Me llamó la atención el detalle de que no eran imitaciones eléctricas. Eran reales. Había estado allí antes sin darme cuenta de ello. Colgaban por todas partes dando un bonito toque de iluminación tenue, medida. Sobre la barra, las mesas, el escenario, cerca de los muchos equipos eléctricos de aquella parodia musical de grupo hard rock sin batería, o sea, con música pregrabada en su mesa de mezclas..
Me pareció peligroso. ¿ De verdad en un sitio a rebosar de gente había colocado tanto gas encendido cerca de fuentes eléctricas de calor con tan mal aspecto?.
Me resistía a llamar la atención a nadie respecto a ello por no parecer y sentirme un tonto escandalizado, cuando escuché un chasquido detrás mía. Justo donde estaba el gran altavoz al que había dado la espalda como a un enemigo, imprudentemente. En realidad era solo el principio de un chasquido. Entonces volvió a ocurrir. Apenas pestañeé y el tiempo comenzó a ralentizarse como tantas veces antes mientras me volvía y con el rabillo del ojo, curiosamente con nítidez, veía un destello que preveía una llamarada considerable bajo los cables del dispositivo. Noté un leve empujón, pero me centré en aquello que llamó mi atención. El tiempo se detuvo. Del todo, una vez más.
No se reanudaría hasta que pestañeara de nuevo, como siempre. Y es algo que en esas condiciones podía tardar mucho tiempo en hacer. Todos a mi alrededor, congelados. Algunos a pocos centímetros sobre el suelo, en plena efervescencia rítmica, ahora capturada como una fotografía de cuatro dimensiones y olores peculiares. La música había cesado. Eso al menos era un consuelo temporal. Dudaba con una media sonrisa de si salir del local antes de pestañear para reiniciar la rueda del tiempo y librarme así del resto del concierto, pero antes debía centrarme en solucionar el peligro inminente de una explosión de gas o un incendio catastrófico. Debía esperar unos momentos para habituarme a la situación, como de costumbre, ya que me embriagaban los sentidos las peculiares características del tiempo entre tiempos. Su estimulante y único sonido de fondo, la densidad y frescor del aire inmóvil, forzado a entrar en mis pulmones en cada inspiración. La luz, sobretodo la luz, tan sutilmente distinta, aunque no tan diferente tal vez en noches de bares como este.
Este era sin duda el motivo de mi soledad. Mi secreto. El hecho de que en realidad solo soy del todo yo ahora, entre los momentos. Algo que no podía compartir con nadie.
Me giré lo justo para ver a mi ahijado en plena pose de air guitar, ajeno a mi realidad. Me alegré de ello.
Espera, ¿ Que es eso? Algo interrumpía el ruido de fondo, el falso silencio de mi mundo. Un llanto cercano. Me volví de nuevo para encontrarme entre los cuerpos inmóviles a una chica de sentada en el suelo, a unos pocos metros de mi, cerca de la pared junto a la barra.
Parecía aterrorizada. Tenía su exceso de rimel corrido en buena parte de las mejillas y las manos en la cabeza, con los dedos entre su escaso y oscuro cabello. ¿Cómo era aquello posible? ¿Quién era esa niña que había entrado en mi limbo? ..La reconocí aunque no tenía aun respuestas a mis preguntas. Era la muchacha que constantemente había estado de acá para allá empujando molesta aunque educadamente de forma cansina antes y durante el comienzo del concierto.
Entonces me había recordado a alguien y ahora la sensación se acentuaba. Estaba plantado frente a ella, que seguía sumida en su miedo y sollozos sin reparar en mi, más que nada para asegurarme de que era del todo real. En mi estado de consciencia aún me estaba aclimatando al entretiempo, como un buceador lo hace a los cambios de presión en aguas profundas, y todavía me encontraba en la fase que llamo de "pedete lúcido", por lo que alguna leve alucinación o percepción imaginativa era posible de momento, como las "sombras" que en ocasiones había visto desplazarse a mi alrededor sin poder determinar su naturaleza antes de esfumarse. O los "pensamientos" que a veces había escuchado incompletos, o creído escuchar, como susurros lastimeros fugados entre dientes de algunos inmóviles cercanos. O los diálogos entre teléfonos móviles vía bluetooth e infrarrojos, como entes inteligentes. Mentes llavero. Conceptos absurdos que para mi diversión surgían en momentos concretos de mi dilatada convivencia con el tiempo inmóvil, más propios de un viaje con peyote.
Miraba a la chica confirmando su aparente existencia física al inspirar el espeso aire arrítmicamente, con esfuerzo aunque sin dificultad entre tanta lágrima entrecortada. Sí, me recordaba mucho a Natasha Gregson-Wagner. Actriz joven olvidable, podría poner en su ficha de IMDB. Ya no tan joven.
Había hecho algunas pelis infames y trabajos para televisión más potables, pero era conocida por la prensa sensacionalista menos desmemoriada como "la hija de dos padres", o "la heredera de un misterio", "la marcada por un crimen" y "el producto de la tragedia de Hollywood", como la habían llamado o titulado los poetas de los tabloides de medio mundo. Buscadlo en internet. Su madre, Natalie Wood, actriz mitificada por títulos como Rebelde Sin Causa y West Side Story murió en extrañas circunstancias en un yate en alta mar.
Su marido, Robert Wagner, aun levanta suspicacias por ello. Y en mitad de todo aquello, una niña.
Pero sin duda la chica temblorosa del suelo no era una Gregson-Wagner, sino una española común (que no es poco) mucho más joven. Mis sentidos parecieron al fin centrarse y aclararse cuando ella se calmó sola lo suficiente para abandonar sus sollozos, sorberse los mocos y percibir mi presencia al ver que la estaba mirando sorprendido. ¿Qué había provocado aquello, como...? ...Un momento, el empujón.
Me tocó. Me había tocado. Justo cuando comencé a detener los coloridos instantes que se encadenan en el transcurrir de la corriente temporal ella había pasado a mi lado una vez más en su incesante trasiego por el lugar y me había empujado, aunque no le había prestado ya la menor atención.
Era aquello, lo sabía. Nunca había ocurrido nada semejante. Ni el menor contacto con nadie durante la transición. Hasta hoy, hasta ahora.
Alguien podía verme tal como era yo, al completo. Tal vez no le gustase, pero era un principio. Ya no estoy solo.



miércoles, 12 de octubre de 2011

DON JUAN DE LOS INFIERNOS (TENORIO Z)



PARTE I. PRÓLOGO.

Cementerio de Sevilla, 00:00 h. 1 de noviembre de 1.645.

"- Inés.."

España Arde. España Sangra.

La luna llena ilumina las lápidas y panteones, que junto a la parroquia local de estatuas proyectan sombras unas sobre otras, y parecen dotarlas de movimiento. De entre la negrura de una pequeña cripta, una figura masculina asciende silenciosa por sus peldaños.

"- Inés.." Apenas pronuncia las sílabas, las respira. Como un estertor inverso de regreso a la vida. No ha visto la noche en cien años, ni sentido el aire en su garganta, sus pulmones, su rostro. Sin embargo, no es consciente del paso de todo ese tiempo. Contempla la luna, el cielo estrellado con algunas nubes, y su propio aliento en forma de vaho que se derrama en la fría noche. Mira a su alrededor y algunas estatuas parecen volverse a mirarle. Las mismas estatuas.., ¿le reconocen?.

Sólo cuando inspira profundamente nota el frío también en el resto de su piel, para darse cuenta de que está desnudo y cubierto de una sangre espesa a medio secar. Como un recién nacido. Momentáneamente desorientado. Alza las manos rojas y pegajosas ante sí, flexiona los dedos, aspira, con dificultad al principio, se detiene.. y se lanza a una carrera repentina y veloz a través de un bosque de cruces de mármol, piedra y madera, sobre un lago de losas con nombre propio, dejando sanguinolentas huellas en su superficie. Mientras corre con frenética respiración, recuerda. Quiere salir de allí. Huir, comenzar. En este lugar murió. Aquí los mismos muertos se alzaron para arrastrarle al infierno.

Un alguacil hace su ronda paseando delante de la puerta principal del camposanto. La mala fortuna hace que sea la primera presa del vampiro. Todo para proveerle de ropas y algo de sangre y vino. Después de eso, se pierde en la noche de Sevilla.




PARTE II. PUNCH DRUNK LOVE.


Sevilla, 1 Noviembre de 2.011. Anochece.

Como a Adam Sadler en Punch Drunk Love, ahora mi amor
me hace sentir poderoso, imparable, capaz de lo imposible.
En ocasiones también vulnerable.
Preocupado. Como Jack Nicholson, siempre referente, en Cuando Menos Te Lo Esperas, cuando estamos separados, a veces estoy tan preocupado por ella sin razón que apenas pienso en otra cosa.
¿Qué es el amor sino un salto de fe?
En esos pensamientos andaba cuando me percaté en la presencia de aquel tipo en la barra del bar irlandés donde estábamos. Yo estaba sentado en una butaca de madera apoyada en la pared de un rincón. Le veía bien, fumando donde a nadie se le permitía, sin que aparentemente el personal del pub se percatara, aunque olía el tabaco desde mi posición, a varios metros. No sé bien como terminé escuchando su historia. Yo estaba allí esperando a mi chica, pero acabé hasta el cierre del local charlando con aquel tipo que tanto creía saber del amor, la pérdida, la vida y la muerte cuando, absorto ya en sus palabras, sentí una vibración en el bolsillo. Era ella, avisándome que no acudiría hasta tarde por una entrevista de trabajo que le habían cambiado de hora repentinamente y al otro lado de la ciudad.
El caso que un rato antes me había levantado de mi asiento para pedirle a aquel señor de unos cuarenta y algo, moreno y con un aire entre Antonio Banderas y el capitán Alatriste, tupido bigotazo incluido, que saliera fuera a la terraza si pensaba seguir fumando. Y no se de que manera terminó contándome una inverosímil historia, la suya según él.
-"...Yo ya era un hombre aislado del mundo, del resto, hace mucho, incluso antes de mi desaparición. No sé donde corté los lazos con mi humanidad. Posiblemente en el frente. En Flandes. Allí escuché algunos cuentos sobre un señor medieval al que llamaban Empalador, un campeón de la cristiandad cuya soberbia contra dios le maldijo.
Años después le busqué, cuando ya era como él, un paria. También conocí a otro, de nombre Edmundo Dantés. Este no fue maldito por el cabrón de nuestro señor por amar a una mujer lo suficiente como para desafiarle como Vlad y yo hicimos, simplemente tuvo mala suerte. Un complot por política y las faldas de su novia catalana lo llevaron a prisión en una isla. Allí trató de escapar y el viejo loco de la celda contigua, un antiguo fraile igualmente proscrito le mordió. El chico murió aparentemente, y lanzaron su cuerpo al mar como solía hacerse, pero volvió. Hizo fortuna luego y llegó a conde, pero esa es otra historia. Menuda panda de muertos enamorados. Al menos su mujer seguía viva aún entonces, no sé que es peor.
Mi Inés...mi Inés fue mi salvación y mi victima, nunca me lo perdonaré. La amé, la amo aún tanto como mi muerto corazón me permite, podrido en mi pecho, pero conocerme fue lo peor que pudo pasarle. Me tome el conquistarla como una apuesta de taberna, y para cuando conmovió mi extinta alma yo ya la había infectado con la fatalidad de mi existencia. Y eso que sólo era un hombre entonces, no hace falta más que un desafortunado cabrón para matar tan hermosa y pura flor. Mierda, después de tantos años cuando me enrollo vuelvo a hablar como hacia antaño, con pomposa teatralidad. El caso, mi tragedia imperdonable es que ella murió por mi culpa. Punto. Mi rabia me llevó luego a rebelarme contra el mismo creador de cuanto hay y ese cerdo no es un señor bondadoso. No hay diablo, no te engañes, ni mas allá. No hay mas vida que esta, y los únicos que volvemos somos los desgraciados que osamos insultarle lo bastante alto como para que nos oiga, malditos y errantes para siempre..." Hizo una pausa, bebiendo de nuevo de su jarra de cerveza un trago largo.
"-Inés..."-Prosiguió,.."-Por lo que sé, soy el único que ha visto algo del otro lado. Tras caer, no desperté en pocas horas como los otros. Pasé largo tiempo en una tierra oscura poblada de demonios y arrastrados a aquel averno como yo. Allí no van más condenados que los que sus cojones mandan y sus monstruos atrapan, como me ocurrió. Los muertos del cementerio se alzaron aquella noche de difuntos para llevarme, herido como ya estaba, aunque fuera a pedazos. Pero sobreviví, por así decirlo. No solo eso, llegué a comandar hordas de bestias como ya hice antes. No era tan distinto de Flandes, ambos eran el infierno. En ambos dejé atrás quien era antes, esos lugares te lo arrancaban de dentro.
Lo curioso es como volvió a mi todo lo que ya conocí en el frente del norte. Las historias del Empalador resultaron ser ciertas, aquellos pocos muertos medio podridos que se levantaron de las fosas comunes para atacarnos en una ocasión y sobre los que también escuchamos rumores los excasos supervivientes de lejanos frentes no eran mutilados afectados por la peste, o al menos la muerte negra que asolaba el continente era una plaga divina distinta de lo que esperábamos.
Pero tras mi muerte, el mismo hades terminó escupiéndome de vuelta. He tardado mucho en comprender porqué, en este largo vagabundeo que acabó siendo un peregrinaje de regreso a mi ciudad: Una nueva plaga de muertos moradores va a alzarse, al final de esta misma noche..los medios y la búsqueda que me ha llevado a tal conocimiento no vienen al caso. He bebido la suficiente sangre en estos muchos años como para ser una gorda sanguijuela, pero hoy necesitaba emborracharme como antes para enfrentarme a la legión que ha de levantarse ya. Mi voluntad contra la suya, de nuevo. Y mi último aliento será por Inés, mi niña.
Nunca me perdonaré caminar tanto tiempo por esta tierra cuando ella hace tanto que desapareció. Cuando me alimento su recuerdo vuelve, vívido e intenso. En tanto pasar las estaciones como suspiros me torturó el temor a olvidar su rostro. Y ahora, por fin, este cadáver impotente que fue el mayor y más depravado conquistador de mujeres, que sólo les da ya placer cuando muerde sus cuellos esbeltos y suaves, sus pechos hermosos, apurando su sangre hasta que casi desfallecen en sus manos, pero sin matarlas. Alguna vez, sobretodo al principio, estuve a punto de hacerlo, pero no soporto la idea de una mujer muerta en mis brazos, por mi aliento. Ellas que son todo vida, ella que era la mía..
Cuando casi las consumo, comparto en nuestro carnal frenesí el recuerdo de mi pasión, se transfieren como su sangre a mi garganta. No soy pues el único que la recuerda, finalmente..."
Dejó su sexta jarra vacía en la mesa con estruendo mientras los camareros recogían las mesas del local, ya casi vacío y medio a oscuras.
Me dí cuenta de la hora y de que no tenía noticias de mi novia. Comencé a preocuparme, turbado por el relato desordenado de aquel personaje de ficción. El tipo, ya visiblemente achispado, me miró fijamente, se atusó el bigote y cogió una bolsa negra de viaje que tenía a los pies para echársela sobre el hombro izquierdo, contrastando con el elegante aunque informal y sufrido traje oscuro que vestía, y exclamó: "¡¡ Muchacho, hoy salvaremos a tu Inés, a cuantos podamos, y si hay suerte, pereceré en el intento, vamos, mi caballo...coche aguarda!! ¡¡Háblame de ella mientras el alba nos recibe con sangre y muerte en su busca!!"..... Y, pardiez, le seguí.

lunes, 19 de septiembre de 2011

BALADA DE ASESINATOS

Rojos. Soledad estaba lo bastante cerca del escenario montado en la plaza mayor aquella noche para fijarse bien en los zapatos de La Mala, de un rojo sangre intenso, mientras la cantante ronroneaba insultos al micro al ritmo de sus contoneos.
Soledad había salido de la céntrica tienda donde trabajaba tras el cierre y se había encontrado camino a casa el festival de otoño. Sin saber muy bien como, había terminado entre la multitud, casi pegada al escenario, esgrimiendo su nuevo móvil con el que grababa y fotografiaba diariamente todo lo que le ocurría, para subirlo luego al portal de aficionados VidPicz, y no se le daba mal. Tenía algunos seguidores devotos. Había hecho un par de fotos de la actuación y ahora filmaba un vídeo de las evoluciones entre sensuales y macarras de La Mala, vitoreadas por la muchedumbre que abarrotaba el lugar.
Pero a ella le interesaban más los colores, reflejados con nitidez en su último modelo de móvil (lo había cambiado por uno que alcanzara una gran resolución, la máxima del mercado en fotografía) sobretodo los del modelito de la diva, un corpiño dorado que parecía robado de los descartes de Lady Gaga, una microfalda roja, los llamativos zapatos y hasta un lazo rojo intenso en el pelo.

Roja oscura. Mientras forzaba silenciosamente la cerradura del piso, recordaba los ojos de Lorena en una minúscula habitación negra iluminada por una fuerte luz roja, solo un rato antes, en un callejón cercano de la zona antigua del centro, en el interior de un pub gay, esperando a entrar en los servicios en la pequeña habitación rojinegra. Él, apoyado en la pared, en silencio, mirándola desde profundas, rojizas tinieblas a menos de medio metro de distancia. Ella, Lori, como la había llamado la desfasada de su amiga, acababa de entrar desde la barra, algo agobiada por la estrechez del espacio, por el silencio que los aislaba de la música imperante a una puerta de distancia, por el estruendo de la chica que la acompañaba hasta perderse en el excusado, también por el viejo marica borracho que las había acosado instantes antes,...pero al poco se tranquilizó. El tipo aquel que también esperaba apoyado en la pared permanecía inmóvil, como distraído, y embutido en su traje negro transmitía serenidad, seguramente de origen etílico, pero apacible. Sin embargo, en el fondo tenía un poso tenso, lo sentía en las tripas. Tal vez solo fuera la cerveza, los chupitos y las ganas de orinar, que la tenían ya atolondrada.

Él la había seguido a casa, bastante cerca del pub. Un piso bien situado, en la plaza mayor, que esa noche estaba de fiesta, al parecer. La cerradura cedió, y abrió la puerta lentamente, iluminando desde el pasillo tenuemente el saloncillo que había permanecido a oscuras. No necesitó mas, la vio asomada al balconcillo, abierto a unos 3 metros justo frente a él. Reconoció su corto vestido blanco con tirantes, su espalda casi descubierta, que lo invitaba a pasar. De espaldas a él, Lorena se entretenía con la algarabía de la madrugada. Había un concierto de La Mala allí mismo, y ella miraba a la gente y al escenario desde atrás, a cierta distancia, dada la situación de su casa a tres pisos sobre el arco de acceso oriental a la plaza. Tenía algo de frío allí fuera, con su minúsculo vestido, y repentinamente se sentía de nuevo un poco triste y sola.

Cerró la puerta tras de sí. Lori no advertía su presencia, podría hacerlo bien. Comenzó a desanudarse la corbata y quitarse el traje. Recordaba aquella peli de Charles Bronson, un policiaco en el que perseguía a un asesino en serie que se desnudaba para cometer sus crímenes, con la convicción de no dejar pistas. Aquello fue mucho antes de los análisis de ADN, claro. Pero él también lo hacía así. La seguridad no era propioritaria, él no era un ladrón. Era un asesino enamorado. Cuando miraba en la tele la serie Dexter, no comprendía como el sociópata protagonista restringía de aquella manera sus asesinatos, limitándolos a simples ejecuciones asépticas, sin atisbo de pasión en ellas, incapaces de saciar en realidad al oscuro pasajero que siempre mencionaba.
Una vez desnudo, sacó del bolsillo de su chaqueta un minúsculo punzón que se colocó entre los dedos de la mano derecha y un bisturí que sostuvo con fuerza en la izquierda cuando dejó la prenda en el suelo, y dándose un momento para contemplar a Lori en aquel instante de ignorante pureza, la embistió calladamente, arriesgándolo todo por un extásis pasajero de puro amor.

Soledad tenía ahora enfocado el rostro de La Mala, que susurraba repetidamente "Date cuenta", cuando advirtió algo extraño. Un movimiento lejano, sobre la cabeza de la cantante le llamó la atención. No le habría prestado más atención, pero persistía. Se distrajo de su entorno y enfocó su lente hacia allí, al bloque pisos del extremo opuesto de la plaza, a tres plantas sobre el arco. Durante un momento no supo que estaba viendo, luego le pareció que un hombre follaba a una chica por detrás, agarrada a la barandilla de su balcón. Finalmente forzó el zoom al máximo como para distinguir en la lejana penumbra como el tipo, aparentemente desnudo, apuñalaba repetidas veces a la chica desde atrás, bajo el costado izquierdo, mientras la sostenía penetrada por el lado derecho del cuello con una hoja más pequeña, que parecía asfixiarla o inmovilizarla, mientras la sangre roja se deslizaba hacía arriba, buscando su mentón, lamiéndolo apenas, para caer entre sus pechos hacia abajo. No sabía cuanto duró aquello, aunque su cámara lo tendría registrado. Soledad estaba inmóvil, incapaz de dejar de enfocar aquel horror, cuando una inoportuna niebla artificial manó en el escenario de la plaza, haciéndose tan espesa como para impedir continuar presenciando aquellos terribles momentos. No había llegado a ver al hombre que había hecho eso, que tal vez aún lo hacía, pero por su constitución le había parecido joven o de mediana edad. Intentó desplazarse entre el entusiasta gentío para volver a ver algo de aquel balcón lejano, pero no lo logró.

Él notaba el cuerpo caliente de Lorena rozando su torso desnudo. La sangre impregnando todo, hasta sus pies, el aliento de ella que se escapaba. No había gritado. Cuando le clavó la muy corta hoja del punzón en el cuello había apenas abierto la boca con sorpresa y dolor agudo, intentando coger un aire que ya no atraparía jamás. Era como una punción estranguladora, que la dejaba indefensa, vulnerable para ser penetrada repetidas veces, tantas hasta que sus formas se desmadejaran en sus manos amantes, ahora húmedas y pegajosas. Cuando terminó, la cabeza de Lorena descansaba sobre el hombro de él, como dormida, con una expresión como agradecida. Él la sostenía ahora con dulzura, como abrazándola casi por detrás. Dejó de contemplarla para mirar a la calle, disfrutando de la brisa nocturna y el calor de sus cuerpos. La plaza hervía, rugía, pero ellos pasaban inadvertidos. Había un millón de cámaras y móviles allí mismo. Grabando sin parar, el concierto, los amigos, las parejas, todo. Pero a menudo las cámaras son incapaces de ver siquiera momentos como aquel, de auténtica vida, de amor incondicional. Momentos trascendentes. Si alguna, una sola de las pequeñas luces de flashes de aquella marea nocturna y ruidosa era lo bastante audaz para fijarse en ellos ahora, debía ser sin duda especial. Tal vez una.

No supo muy bien porqué, pero Soledad cedió a su primer impulso, que fue subir la grabación a la web. No se lo dijo a nadie, no hizo nada. De alguna manera, sabía que la chica, a la que ya no veía en el balcón, estaba muerta, tirada en el suelo del piso, desangrada. y su anónimo asesino y ella eran los únicos que lo sabían aún. Compartían eso, y hacía especial lo que había grabado. algo que le asqueaba pero que lo distinguía de cualquier video malo de youtube. Eso era diferente. Lo peor fue que se marchó a casa. No sabía lo que sentía. Tal vez estaba excitada, tal vez se odiaba, puede que la curiosidad pudiera a todo lo demás.

Una vez en casa, miró el portal VidPicz desde su portátil. Tenía un nuevo seguidor, que oportuno. Usaba un alias, NokreokelSolxist@, y había votado su nuevo e inusual video. También dejó un comentario. Seguro que iba a buscarse un lío con aquello, pensó. Era un enlace. Clickeó y accedió a una webcam. Eso no lo esperaba. Desde el monitor miraba una habitación vacía. Parecía como un reservado de un club o algo así. Por la decoración (bajos sofás de sky blanco, un minibar, y sobretodo una barra para hacer bailes sensuales y striptease) y la iluminación, de un rojo opaco.

Una jovencita pelirroja de aire gótico y piel muy blanca apareció ante la cámara. Sonreía sin hablar con malicia fingida, y en los primeros acordes de una canción de Nick Cave (una versión muy lenta de Don´t fear the reaper) comenzaba un baile sensual sin levantarse, frente a su ordenador. Levantaba los brazos cogiéndose el pelo cuando una sombra apareció tras ella. Un traje negro, un capucha extraña, como acolchada, de un tono gris metalizado. Unos guantes del mismo tono, como los de malla que se utiliza para el esgrima medieval y las representaciones. Un cuchillo de carnicero. Con rapidez, agarró a la casi niña de su blanco y desnudo hombro y le seccionó el cuello desde atrás. No hizo más. La sostuvo mientras la muchacha agonizaba brevemente entre mudos y húmedos estertores.
Soledad estaba paralizada. Sus ojos claros y culpables ni pestañeaban.
El encapuchado se quedó inmóvil, mirando a la cámara todavía, como había hecho desde que apareció en escena. Le pareció que la saludaba.

“El amor es muy importante, enfermera Igor. El amor es una puerta a otras emociones. Sin él. No puedes llegar a comprender cosas como la venganza, o el terror, o la pérdida,.. o el odio. El odio es la hostia. Odiar es nunca tener que decir que lo lamentas. No puedes odiar debidamente sin haber estado enamorado, porque nada te enseña mejor a odiar..” Doktor Sleepless.

Pero el doctor se equivoca, en mi caso. No soy un misógino, soy lo contrario. Un amante, un ángel de alas rojas en un permanente San Valentín sangriento definitivo. Un enamorado.
Si ella hubiera sido un hombre, habría huido. Sin más. Pero esa chica que nos filmó mientras Lori y yo consumábamos nuestro encuentro en el balcón de la madrugada tenía una mirada distinta. Inocente, morbosa, pura.
Compondría para ella una cadena de pasiones, una balada de asesinatos, estrechando un círculo a su alrededor de complicidad y tensión, que tal vez se cerraría, a su muerte.


jueves, 8 de septiembre de 2011

LA NOCHE, EN TRES ACTOS

I. PRIMIGENIO POLVO DE ESTRELLAS

Desde el bar instalado en la azotea del parking ribereño se tenía un perfecta vista del río y sus alrededores, incluso más allá. El paseo de la orilla permanecía en penumbra y el parque al otro lado de los puentes estaba en completa oscuridad, sólo iluminado por la luna llena de aquella noche veraniega. El terraza-pub Embarque estaba muy animado, los veladores repletos de clientes con ganas de divertirse, la música del Dj habitual muy alta, resonando en el silencio de la madrugada fluvial, los láseres dibujando formas en el vacío, allá donde se lanzaban los veteranos voladores de parapente a motor en un espectacular aunque poco visible paseo aéreo nocturno desde un balcón habilitado, llegando a gran altura hasta bien lejos de aquél faro de la movida local.
El tipo escrutaba, con uno de los catalejos fijos para turistas instalados en el ático lounge, la trayectoria de uno de aquellos inconscientes planeadores hasta casi perderlo de vista en la negrura...
....sobre el río en calma el piloto del parapente disfrutaba de la brisa que su moderada velocidad le proporcionaba a aquella altitud, y del espectáculo de aquella enorme luna que casi deslumbraba, mirando hacia abajo de vez en cuando intentando atisbar sin éxito algo en las tinieblas absolutas del asilvestrado parque natural que se bañaba en el lodazal que cubría la otra orilla del gran afluente...
...vestidos con la intimidad de la noche y señalados sólo por el satélite reinante del firmamento, una pareja follaba en el parque al borde del río. Él la embestía por detrás con respiración forzada, casi en silencio, con los ojos cerrados apuntando a las estrellas visibles por la ausencia de contaminación eléctrica, mientras ella se apoyaba en la barandilla de madera podrida de un viejo embarcadero embarrado hasta el abandono, con la mirada en el río y en la lejana terraza del más alto edificio del otro lado, desde la que resonaba el eco de música dance y refulgían neones y trazos de lásers que se perdían en el aire. Escuchaba también, aparte de sus propios gemidos irregulares y su respiración entrecortada, el ronroneo de algunos motores poco estridentes sobre sus cabezas, muy arriba, aunque no percibía ninguna forma, y el maullido excitado de los muchos gatos en celo que habitaban aquella zona y parecían buscar a la pareja en pleno ritual de apareamiento humano como referente...
...cuando el chico aceleró el ritmo y fuerza de sus lúbricas acometidas por la previsible excitación, abrió los ojos con el rostro aún hacia arriba, y tuvo la sensación de que la cúpula celeste se agrandaba como nunca había notado, descomunalmente, multiplicando sus estrellas de forma veloz y desproporcionada, hasta aparecer en cuestión de instantes ante sus ojos todo el brazo de la Vía Láctea que puede contemplarse desde el mundo que habitamos. Al mismo tiempo, parecía que la oscuridad reinante a ras de suelo se había hecho aún más intensa. Todo referente cercano y lejano había desaparecido, incluido el más llamativo de la terraza discoteca que hacía unos segundos machacaba los sentidos de la paz nocturna, salvo los muy luminosos y naturales que provenían del cielo que contemplaba aminorando ahora la cadencia de su roze aunque sin detenerla, asombrado...
...De repente, toda la luz del pub Embarque se apagó, a la vez que la música e incluso los móviles y cámaras de todos los asistentes. Todo aparato eléctrico había sucumbido, no así el catalejo que era puramente mecánico, por lo que el espectador, tras reponerse momentáneamente de la común sorpresa inicial de la que todos hablaban, esgrimió de nuevo la lente en busca de nuevo del tipo del parapente. Le llamó la atención que el ya antes lejano sonido de los motores de aquellos paracaídas propulsados también había cesado al unísono, por lo que la preocupación era lógica. Nadie más se había percatado aun de ello al parecer. Con gran esfuerzo y creciente nerviosismo, consiguió encontrar guiado solo por el potente brillo lunar una reconocible silueta voladora dibujada en las miríada de astros que se plantaron allí mismo, sólo para darse cuenta de que súbitamente el planeo del parapente había devenido en caída libre hacia la orilla del parque. Siguió la veloz trayectoria descendente y le alivió un tanto comprobar que el piloto había conseguido algo así como un aterrizaje forzoso, y parecía deshacerse de las cuerdas de su paracaídas y lo demás con algún instrumento pequeño, para encender luego una bengala de mano que proporcionó mayor claridad a la escena que contemplaba...
....la chica recibió en su seno una vez más a su compañero antes de quedarse inmóvil, al oir algo que caía desde muy alto a no mucha distancia de ellos y ver luego la luz potente de una antorcha anaranjada surgir de la maleza de la orilla, donde percibió después de deslumbrarse fugazmente, la forma de un hombre que parecía surgir de la tela de un globo o un paracaidas...el hombre los miró a ella y a su chico, que parecía absorto en su ya casi imperceptible meneo pélvico con la mirada como perdida en las nubes ausentes, pero la embarazosa sorpresa se disolvió instantáneamente cuando algo más entro en el campo de visión de ella, por el rabillo del ojo, haciéndole desviar la mirada hacia allí y profiriendo un grito de agudo pánico...
... sin poder despegarse del catalejo ni para alertar a nadie de aquel bar de lo que estaba descubriendo, el tipo de la azotea se dio cuenta de que el piloto había aterrizado casi encima de una pareja joven que retozaba desnuda en la orilla, pero no le dio tiempo a reírse para sí porque incluso en el intenso rumor de las conversaciones aceleradas que le rodeaban, un estridente chillido de aquella muchacha había cruzado la enorme distancia hasta sus oídos, obligándole a desviar el ángulo de su observador instrumento hacia las negras aguas del río, en la dirección que ella miraba...algo parecía emerger allí, unas formas humanoides, pudo identificar hasta tres de esas formas por su gran tamaño, de más de dos metros, que salían caminado ligeramente encorvados entre agua espesa y barro, para revelarse como unos seres que más bien parecían disfraces de dura goma para un film de terror de serie B. Eran como versiones retorcidas de aquella vieja peli, La Criatura de la Laguna Negra, pero sus enormes cabezas parecían reposar sobres los hombros deformes sin cuello alguno.
Con la respiración cortada, observó como con rapidez uno de aquellos seres imposibles atacó al sufrido piloto de parapente que parecía intentar defenderse con algo como una navaja inútilmente, aunque un breve forcejeo retrasó el aplastamiento de su cráneo entre los enormes dedos de aquella especie de reptil, mientras los otros dos oscuros anfibios perseguían y alcanzaban en pocas zancadas a los dos infelices en bolas que se habían despegado al fin para intentar escapar juntos. Pero en cuestión de momentos, el chico corrió la misma suerte que el piloto y la chica fue agarrada de un tobillo e izada como un conejo al que arrastraban de vuelta a las calmas aguas, donde se llevaron también los cadáveres inertes de los desdichados, antes de desaparecer en ellas tan rápido como habían salido. La electricidad volvió, con ella la distorsión de la música, el brillo estelar se atenuó severamente, la luz anaranjada de la bengala abandonada en el suelo del parque, ahora vacío, perdió intensidad hasta casi desaparecer.


II. SU NUCA EN LA ALMOHADA.

Dormíamos juntos en la misma cama. Era la primera vez. En realidad solo ella dormía. Yo llevaba un rato despierto, contemplando el final de su cabello y el principio de su cuello, acomodados a escasos centímetros de mi nariz. Escuchando su respiración tenue, regular, dormida. La rodeaba con los brazos bajo las sábanas, que como dos serpientes enfrentadas (ejem) representaban los sentimientos contradictorios en los que pensaba. Sentía una apacible felicidad, un gozo abrumador, una ilusión evidente. También estaba acojonado. Ella parecía ver en mí algo que no puedo ni imaginar y me sentía un fraude. Temía que cuando se despertara se giraría perezosa, me miraría a los ojos y se daría cuenta de quien soy en realidad, decepcionándose y pensando, "-que hago aquí junto a este tipo.." . La pasión de horas antes fue hermosa, tierna y divertida. Iluminados en la enorme cama de la habitación de hotel solo por la televisión, habíamos rodado uno sobre otro arriba y abajo, estallado en carcajadas cuando pisamos el mando a distancia repetidas veces con nuestros cuerpos, cambiando de canal y subiendo el volumen justo cuando aparecía en pantalla el montañero Juanito Oriarzabal en un Reality Vascongado gritando con su habitual mal genio, UNO! DOS! TRES! CUATRO! ESA BATIDORA CON SEGURIDAD!!, y al instante un partido de baloncesto de la selección en Lituania, justo cuando enfocaban a mi primo Chema entre el público disfrazado de Burbuja de Freixenet con una enormes gafas de Drag Queen gritando en equipo con su compadre vestido de vaca de Milka y un ,según él. famoso turco con cara de Bin Laden y barba a lo ZZ Top, que le coreaban CAMPEÓN! CAMPEÓN!..a lo que ella respondió riendo mientras me pellizcaba las nalgas "-ea, va por ti".
Pero ahora mientras amanecía a su lado me sentía en el deber de sincerarme, de decirle lo mucho que me gusta pero lo poco que tal vez puede esperar de mi desastre de vida y otros temores que no me atrevo a enumerar. Estaba convencido a hacerlo y me había repetido mentalmente durante un rato las palabras mas dulces e idóneas que se me habían ocurrido, pero cuando despertó, se giró adormilada y perezosa hacia mí y me miró con un brillo en los ojos distinto a cualquier cosa que haya visto antes, y una sonrisa se dibujó en sus labios, y me sentí incapaz de abrir la boca y balbucear aquellas tonterías. Me limité a besarla.
Entonces notamos a la vez que alguien abría la puerta de nuestra habitación desde fuera y entraba encendiendo las luces, era la doncella de planta latinoamericana y a su lado,... ¿Marilyn Manson?!!..



III. AMANECE EN PUERTA OSCURA.

Nunca había conducido un coche como aquel, ni en semejante compañía. El mismo Marilyn Manson nos sacó de la cama para explicarnos en un Spanglish farragoso una historia absurda. Iba tan maquillado como en un videoclip y era de una falsa amabilidad y prisas extremas. Por lo que pudimos entender mientras salíamos del shock es que debía reunirse con unas personas, al parecer Alejandro, Alan y Erik para nosequé movida en la ribera y por cojones resulta que yo era el encargado local de ser su guía, chofer y criado. Esa parte me la explicó como cinco veces y seguía sin comprenderla. Decía "-la reunión subcultural asigna siempre a un freak local las tareas logísticas acordes a la investigación, según la filtración de Facebook y Twitter a Wikileaks, tú eres esa persona aquí,.." . Respondí varias veces "-Qué?", hasta que añadió "-Te pagaremos bien.." a lo que contesté:"-Qué?". Y una vez en la limusina negra que llevaba hacia donde me indicaba que debíamos ir, siguiendo el GPS programado de antemano, (con acento mejicano además), mientras mi amante de un rato antes, que solo había acertado a convencerme a irnos con ese tio con un "-Yo no me pierdo esto", desde el asiento trasero miraba fijamente muy extrañada a la supuesta novia de la estrella del rock (una chica de cintura imposible y con el rostro tapado por una máscara de barbie siniestra y muda), yo intentaba razonar con cierta hostilidad ante aquella extravagancia avasallante:"- Esto no tiene ningún sentido, ¿pero no tienes ya gente para estas cosas? ¿ Y Como que Freak?¿De verdad me quieres hacer creer que no hay nadie más freak según tu mierda de facebook? Sí estaba desnudo junto a una chica preciosa, por amor de dios!!".....Pero la mirada perdida del tipo gótico desgarbado aquel ignoraba convenientemente mi pataleta, tras sus lentillas de colorines y su pose de gallo de dibujo animado.
Cruzando el puente de piedra, dejamos el coche lo más cerca posible del terreno irregular del parque de los gatos, como se le conocía. El Sol se había reafirmado hacía rato en mitad del cielo y el calor iba calando. Cerca del antiguo embarcadero de madera, en el lodazal, unos agentes del CSIC (lo ponía en sus camisetas, ni que fueran del CSI) nos pidieron que apagáramos los móviles y dejáramos cualquier objeto metálico. Como Manson va forrado de ellos, se quedó a cierta distancia, mientras saludaba a quienes nos esperaban tras la cinta policial y decía para sí, "-Antes Marilyn me parecía un buen nombre, hasta que me lo llama él".
Nos acercamos hasta esa gente, curioso por saber quién abochornaba al divo del metal, y para mi sorpresa reconocí a tres hombres de avanzada edad y mucha barba: Alan Moore, inconfundible con sus espesa barba canosa, su mirada de iluminado, sus muchos anillos en los dedos y además porque llevaba un ejemplar de su NEONOMICON bajo el brazo para más señas, fumando en pipa y abanicándose. Alejandro Jodorowsky, mucho más envejecido de como le recordaba en la tele, pero con una luz risueña tras sus pupilas, me miró y sonrió, saludándome con su peculiar acento señalándome con el bastón que esgrimía. Y Erik el Belga, a este tardé más en reconocerlo. Famoso ladrón de arte retirado hace mucho, ahora pintor y restaurador según recuerdo, afincado en la costa española.
Sin prestarme mayor atención ni añadir más explicaciones que las muy parcas del artista antes conocido como el niño de Aquellos Maravillosos Años, aquel trío excéntrico pareció concentrarse en algo que había en el suelo y debía ser el motivo de su visita. Discutían acaloradamente en inglés, aunque Jodorowsky y el belga chapurreaban francés y castellano, cuando me fijé en lo que allí contemplaban.
Era un cuchillo militar no muy grande con restos de un fluido verde negruzco y una inscripción: Buen Cuchillo. A su alrededor, un charco de más fuido parduzco y mucha sangre mezclados con la tierra arcillosa. También una tela como de globo y cuerdas esparcidas. Y tardé más en distinguir una especie de pequeño tentáculo verde con espinas afiladas. Antes de abrir la boca, Jodorowsky dijo: "-No, creo que es sin duda un falo, el chico del parapente atacó al profundo con su cuchillo de supervivencia, que había usado antes para cortar las cuerdas que lo sujetaban a la tela, seccionándoselo antes de perecer y ser arrastrado como los demás, hacía allá"..y señaló al río.
Mi acompañante me dijo que llevaba ya un rato convencida de que este día iba ser incluso más raro que el anterior, pero de otra manera. Desde luego pensaba que esto rayaba ya el absurdo más increíble, pero comenzé a entender que podía aportar yo a semejante disparate cuando, tras escuchar otra discusión entre Moore y Jodorowsy en la que el primero se vanagloriaba de ser el único mago real del grupo porque aquella supuesta sicomagia del chileno no era magia real al no trascender ningún plano de realidad o no se qué gilipollez, y Erik los escuchaba divertido en silencio, el escritor británico se calló de mal humor paseando por la orilla lanzando aros de humo a los gatos que le seguían, y Jodorowsky, sigue hablando como consigo mismo: "- Lovecraft situó la antigua ciudad sumergida de los antiguos en unas coordinadas concretas del océano, decían que en su letargo se comunicaban con una especie de silbidos de baja frecuencia. Es solo literatura. Hasta que hace bien poco, en esas mismas latitudes se detectaron unos sonidos de bajísima frecuencia a una profundidad inexplorada,..." con aire cansado me pregunta (como si yo debiera saberlo) :"-¿Por qué pasa esto aquí ahora?"....me quedo en silencio unos momentos, y pensándolo respondo: -"En esta ciudad,.. ¿Cómo es que no pasado antes?".
"-Porque Sí que puede haber estado pasando, tal vez desde hace mucho..", Responde con una sonrisa entusiasmada.
Noto los ojos de ella fijos en mi nuca, me vuelvo, nos miramos y pienso: Este día va a ser sin duda aun más extraño, aunque no más feliz. Y sonrío, pensando en la aventura imprevisible que tenemos ante nosotros...como si no hubiera un mañana.

martes, 6 de septiembre de 2011

TODO EN UN DIA, VACACIONES EN EL VIAL


El cielo. Había un cielo azul de esos que te obligan a salir de casa y pasar el día fuera. Disfrutaba del paseo matinal al trabajo cuando una luminosa sonrisa conocida me saludó bajo dos ojazos verdes, sentada en la terraza de una cafetería. No pude evitar quedarme a su lado cuando me invitó a hacerlo aún sabiendo que llegaría tarde a mi destino. Más tarde el desayuno desapareció y dejó lugar a las cervezas y las tapas, entre risas, palabras y miradas (hipnóticas por su parte, posiblemente estrávicas por la mía). Definitivamente dí el empleo por perdido cuando nos fuimos a pasear al parque, donde los bancos se nos antojaban diminutos para nuestros deseos.. al atardecer competimos en la mugrienta barra de un antro a agotar en pocos tragos las cinco cervezas aguadas que nos sirvieron a cada uno por un par de euros, y lo hicimos con divertida ansia torpe ante la mirada circunspecta de un anciano que olía su medio de vino rancio sin tocarlo. Nos quedamos con la última cerveza en la mano cuando vimos a ese mismo señor dejar su copa y levantarse del taburete para bailar la lambada muy agarrao a una morenaza a la que sacaba unos cuarenta años. Sólo cuando huimos de aquella escena al exterior entre risas nos dimos cuenta de que habíamos rodeado la vía soterrada y estábamos en la antigua zona aislada del centro de la ciudad, allí donde se decía que el barrio de la antigua Cordura se había relacionado entre sí endogámicamente durante décadas y sus gentes habían desarrollado apreciables taras físicas y mentales (evidentes sobretodo para nosotros, del otro lado del río), además de un dialecto propio terriblemente limitado, con querencia y profusión por emplear el "Nah" y el "Vayá!!" en cualquier expresión y circunstancia, independientemente de lo absurdo e inapropiado que resulte.
Pero aquellos ojos no querían que los acompañase a casa todavía para despedirnos, aquellos labios seguían estando cada vez más y más cerca, aquel flequillo me parecía que debía ser el más suave y su nuca la más esbelta y femenina,..así que nos arriesgamos a que la tarde que se acercaba terminase como la matanza caníbal de los garrulos lisérgicos en aquel barrio inhóspito del centro olvidado y nos aventuramos a un torreón medieval mal conservado, que se nos apareció en el suburbio, reconvertido en unos billares disco pub, desierto a esas horas salvo por un camarero autómata que dejó una solitaria partida de futbolín (ejem) para servirnos dos jarras sucias de sangre templaria (mientras meneaba la cabeza susurrando para sí entre dientes "Nah, nah.."), mejunge tan dulzón que debió extraerse de un caballero diabético con el hígado destrozado. Pero en la penumbra del lugar las copas quedaron casi intactas cuando después del primer trago nos dedicamos a comernos el azúcar saturado de los labios del otro, frotándonos sobre un sofá de sky blanco mientras en la tele Michael Jackson enseñaba a un crío a hacer el moonwalk y el camarero robótico gañán encendía unas velas en nuestra mesa. Se ve que en el fondo era un romántico. Cuando perdimos el control sobre nuestras manos se nos ocurrió hacer precipitadamente lo que el aldeano probablemente pensaba desde hace rato mientras tal vez se tocaba tras la barra de los cocktails, "- Nah, irse a un hotel, Vayá!!".
No dejamos de reirnos mientras recorríamos los pasillos del almacén de unos chinos buscando bikinis y bañadores con los que zambullirnos en la piscina de la azotea del hotel que encontramos. Eran todos de niño, así que ella eligió un sostén de los 101 Dálmatas y unas braguitas a juego imaginario de Dora La Exploradora, y yo unos calzones paqueteros de Bob Esponja, pensando en que clase de pervertido hace estos diseños de ropa íntima.
Salimos disparados, pillamos unos bocatas y refrescos y nos registramos de esa guisa en el hotel, bajo nuestras gafas de sol para minimizar inútilmente el corte, inventando un acento extranjero indeterminado para pasar por foráneos, futilmente ya que nos pidieron los carnets para acreditarnos en el complejo de cuatro estrellas, mientras nos miraban de soslayo murmurándose “-Nah, Sí o qué, Vayá”...la franquicia hostelera empleaba en recepción a aborígenes del lugar.
Desde el jacuzzi de la terraza mirábamos relajados la línea que unía el horizonte con la superficie de la piscina. Estábamos en otro lugar, en pleno corazón de la ciudad, tomando el sol sobre la gran avenida que enterró al ferrocarril y abrazó los parques y los barrios, como aquel surgido del pueblo de los malditos.
Cogidos de la mano en las tumbonas bajo las sombrillas, ella preciosa con su conjunto y su tono de piel y yo con migas del bocata de atún sobre el pecho, preguntándome que misterios se esconden detrás de esa mirada inolvidable, y decidido a descubrirlos. A nuestros pies teníamos el mundo para nosotros, y en la habitación, nos esperaba el cielo.



CONTINUARÁ...Tal vez..

TODO EN UN DIA, La peli que todos quisimos vivir de adolescentes.

lunes, 29 de agosto de 2011

CATASTROPHE BOOKS: ENGINES OF DESIRE

"Eche un chorrito de absenta en una copa de champagne, y añada champagne helado hasta que tome la lechosa opalescencia adecuada".
Receta de Ernest Hemingway, la llamaba Muerte al Atardecer.

"Estamos en 1991. Richey Manic se esta grabando algo en el brazo porque Steve Lmacq ha dicho que los Manic Street Preachers carecen de autenticidad. Aun resuena la voz en el camerino de Ian Brown, lider de los Stone Roses, diciendo: Estamos en 1989, es hora de bajar de las nubes..

..en 1999, Godspeed You! Black Emperor bajan de las nubes. no le siguieron el rollo a la industria, la mitad eran anarquistas, pero, tenían una marca, lo mismo que es inevitable notar que NO LOGO, el libro de Naomi Klein, tiene un puto logo en la tapa...

..la marca de Godspeed era la autenticidad, eso tenían para vender. y si no vendían discos ni entradas, entonces solo eran doce tipos de Montreal comiendo ramen hasta morir. Richey Edwards no podía ser Richey Manic a no ser que os vendiera la idea de q era autentico...

..Ian Brown y The Stone Roses no podían ser ESA banda, la banda del momento con la voz auténtica, q resultó ser la banda que estaba en el lugar correcto en el momento adecuado, a no ser que fueran mas auténticos q vosotros...

..a principios de siglo, Justin Timberlake llevaba a los conciertos en vivo a un grupo de vocalistas negros cuyo trabajo era, al parecer, demostrar lo auténtico que él era antes d salir a cantar...

..en 1938, el elegante bluesman Big Bill Broonzy tocó en Nueva York por primera vez, pero un guitarrista cocinando el caldo de cultivo del rock junto a un batería y un bajista no era lo bastante auténtico para el Carnegie. Asi q lo pusieron a tocar solo con una guitarra acústica. Y desde entonces hasta que murió fue contratado casi exclusivamente para trabajos acústicos. No importó que fuera un pionero en lo de tocar blues con instrumentos eléctricos mientras grababa con gente como Pete Seeger, quien quiso cortar con un hacha los cables de Dylan cuando Bob se volvió eléctrico en 1965, enojado por la posibilidad de haber estado apoyando a un farsante, porque nadie sabia que Bob Dylan era un personaje ficticio. Su autenticidad era absolutamente elaborada. Bob Dylan y Superman son los dos mayores mitos americanos del ultimo siglo...

..¿Quien coño kiere ser autentico? en 2006 Bob Dylan esta tocando the levee`s gonna break, solo que la canción se llama when the levee breaks y es de Memphis Minnie, otra gran pionera del blues eléctrico en 1929...

..hoy mas que nunca podemos ser cualquier cosa que podamos imaginar, alguien distinto cada día. porque ¿sabéis que? tiempo atrás, antes de internet, un chico llamado Robert Zimmerman dijo - a la mierda, seré el hombre que sueño ser, y hablaré sobre el fin del mundo porque es lo único de lo q vale la pena hablar-. Y ese fue un tío en Minesota, en la misma década que inventó el satélite de telecomunicaciones...

Imaginad lo que todos nosotros, viviendo aquí en el futuro, podemos lograr. Currad en vuestros cuerpos y mentes hasta convertiros en vuestra propia invención. Sed científicos locos




martes, 23 de agosto de 2011

BAKU GORILLA PERFORMER

BAKU (En Japonés, Tapir): Animal que según el folclore nipón se alimenta de sueños.

Es madrugada tardía en los llanos del Arenal, iluminados apenas por una potente luna llena que oculta la lluvia veraniega de estrellas fugaces. A mi alrededor nadie en tan dilatada extensión, salvo él. Sentados en sendas sillas de playa ante los abundantes restos de la barbacoa, una de las muchas vacías que llenan la ribera, y junto a las ruinas de una verbena abandonada, lo tengo frente a mi, tranquilo y callado, con un vaso de plástico como el mío en las manos, con hielo y ron miel. Es un chimpancé de talla humana embutido en un traje de cosmonauta. Tiene el casco quitado, sobre las rodillas, y unas letras rojas en el pecho "C.C.C.P.".
-Mañana tendré resaca, le digo.
-Ya es mañana, te has quedado dormido. Estás soñando-, Responde.
-Eso explica que no quede nadie en las demás barbacoas, se han ido todos y han dejado sus cosas ahí.
-Y también lo del mono astronauta parlante . Dice arqueando una ceja de su frente prominente, curva y arrugada, agitando con su mano desnuda y peluda el hielo del vaso. Vuelve la cabeza y mira con indiferencia por la mirilla de un telescopio que está colocado muy cerca, a su altura, enfocado a la luna gigante.
-Eh,..claro.¿Porqué sino iban a desperdiciar los soviéticos a un simio hablador metiéndolo en un cohete y lanzándolo al espacio?- razono.
-¿Para dar buena imagen ahí arriba? ....Dime tú,... ¿Porqué no te rendiste ya?
-Yo,.. (que mono más incisivo, pienso)con ella.., creo que lo hice. Es solo que soy un imbécil y me niego a creer que debajo de esa niña tímida y gruñona no haya nada más. No sé por qué, el caso es que me importa.
-¿Y que más da? -Mete los dedos en el vaso jugando con los cubitos de hielo-...Es porque No quieres que se repita lo de tu amigo.
-No, o sea, nunca tuvimos problemas él y yo, nos llevábamos muy bien siempre. Sólo que nunca pensé que fuera alguien importante para mí, tampoco éramos tan amigos, y cuando murió descubrí que lo era más de lo que creía. Mi mundo no se derrumbó, pero notó una fuerte sacudida.
Y bueno, a ella le tengo un extraño cariño. Tal vez por el recuerdo de que fue la primera que me gustó. Creo que me daba morbo su cuidado aspecto de colegiala nipona que tan bien le sienta y como refunfuñaba casi por todo de una forma tan dulce y graciosa.
-Cuanto mayor te haces más tonto eres.
-Me he dado cuenta.
-Viejo Verde.
-Como tú. Sé porque te marchas al espacio. Sabes que ella brillará ahí arriba algún día entre las estrellas y quieres verlo de cerca.
-Por si es un fulgor fugaz, nada más.
-Ya,..mono cínico.
El Simio Cosmonauta me mira callado, muy serio e intenso, circunspecto como sólo un mono y un niño pequeño pueden. "Lo sé", me digo, "lo sé.."
Quedamos en silencio apurando nuestros vasos, una sensación de somnolencia culpable se apodera de mi mientras entrecierro los ojos, como de un agridulce porvenir, tan nítido apenas vislumbrado, tan merecido y triste, al que despertar.

"...Uno de los oficios más extraños de Hollywood, fue el de Gorilla Performer. En una época en que las películas selváticas eran tan abundantes como las palmeras falsas que las poblaban, consistía en enfundarse un traje de gorila y hacer de simio de la forma más realista posible (sin aparecer en los créditos para que los espectadores más ingenuos creyesen que era auténtico). Maestros del disfraz como Ray "Crash" Corrigan, Emil Van Horne, George "Ro-Man" Barrows, Steve Calvert y Bob Burns contribuyeron a hacer de este trabajo de poco dinero y mucho sudor un arte modesto pero popular." En el Tubo Catódico de la Dra. Zora G.

Tras Roddy McDowall, que encarnó tres personajes simiescos distintos (todos chimpacés parlantes) en la saga original EL PLANETA DE LOS SIMIOS y su posterior serie de Tv, Andy Serkis podría considerarse un nuevo y atípico Gorilla Performer digital posmoderno, tras sus interpretaciones de KING KONG y EL ORIGEN DEL PLANETA DE LOS SIMIOS, pero entre ambos hubo recordados falsos simios que dieron lustre al recuerdo de tan antaño denostados profesionales: Desde el Chewbacca de STAR WARS a los gorilas asesinos de CONGO, pasando por los simios de GREYSTOKE.



Harvey Keitel interpretó a un actor en horas bajas devenido en terrible Gorilla Performer ocasional en
SOMEBODY TO LOVE.

martes, 9 de agosto de 2011

ROBOTS EN DESCENSO ESCALOFRIANTE

Insomnio. Vigilia de exorcismos. Amanezco agotado. Radio 3 me levanta de la cama. Tv on the Radio, Cansai de Ser Sexy y My Chemical Romance son una ducha fría. Pongo la tele con una taza vacía en la mano. Super Channel, FlyMusic y The Children Channel son el café del desayuno.
"-He visto muchas personas espachurradas en la acera,¿Quieres ser una?...Si en el fondo de tu corazón sabes que no volverás a ser feliz tírate. Mantendré mi promesa, no te lo impediré. Pero si crees que tienes alguna oportunidad de volver a ser feliz, por muy pequeña que sea, agárrame la mano." Superman nº 51.

A veces, el contacto humano parece resultarme nocivo.
En Doctor Who, al menos hasta antes de la marcha de David Tennant y Russell T. Davies, se define con mano diestra su profunda oscuridad, su soledad, la derrota que le supone al gran pacifista contaminar a sus amigos, transformándolos involuntariamente en soldados y genocidas, al asesino nacido en batalla que no deja de amar la vida (Así podría definirse también a Conan, la obra del ilustre suicida Robert E. Howard, El que Caminaba Solo, buscad esa peli, con Vincent D´onofrio como el escritor de Cross Plains), morir y renacer para ser otro, para seguir huyendo hacia delante, dañando por el camino a las mujeres que tienen la desgracia de amarle, como se definía al maltratado Nick Nolte de Aflicción.
Y así, lo más que puedo hacer por los demás es mantener la ilusión de atarme en corto y protegerles de mi estupidez ¿O me protejo de ellos?. La inacción, inhibirme, el aislamiento, ya hay demasiados cojones ahí fuera.
Si tal vez un hombre puede marcar la diferencia, no os gustaría donde marco mi línea en la negra arena.

"-La noche que encerraron a Henry Thoreau por resistencia pasiva, fue a verlo un amigo suyo y le dijo:¿Qué haces ahí dentro, Henry?, él contestó: La pregunta es que haces tú ahí fuera" Superman nº 51.

"-El valor de la vida humana, como el del resto de elementos, es matemático. Si solo existieran 10 personas en todo el mundo, su valor como especie sería astronómico. Al vivir más de 6.000 millones en el planeta Tierra, su valor matemático es tan ínfimamente bajo que no puede ni calcularse. Pero esto que puede parecer tan cruel y absurdo en realidad no es malo. Al resultar incalculable a la baja, el valor que le otorgamos a la vida de los demás seres vivos depende únicamente de nuestro criterio. Para algunos, la vida humana es sagrada en toda circunstancia, para otros, no vale nada, y en el término intermedio entre puntos tan distantes nos encontramos muchos como bien podemos"; Extracto del manifiesto lógico humanista de un Vulcaniano fumado.

"¿Cuando fue la última vez que las leyes antiterror se aplicaron a un auténtico terrorista? " Alice Hotwire, Detective Exorcista, en el cómic de Steve Pugh.


martes, 12 de julio de 2011

EL BUENO, EL GUAPO Y EL MALO

SED DE VENGANZA es un western clásico envuelto y presentado como un film de acción contemporáneo, pero cuyos tiempos y personajes están más cerca de los definidos por el nihilista Sam Peckimpah y el romántico Sergio Leone que por los pulsos de adrenalina habituales hoy dia en el género de las explosiones (de las que el film carece).
Una pista sobre ello la da la presencia de un casi protagonista Billy Bob Thornton mas antiheroico que nunca, y otros elementos como el personaje del asesino vocacional y excéntrico que persigue a The Rock, vengativo arquetipo que sin embargo aporta templanza, matiz y brío a su encarnación de este moderno hombre sin nombre con un punto fantasmagórico como el del influyente Eastwood en INFIERNO DE COBARDES o EL JINETE PALIDO, aunque con un menor lirismo.

La definición de personajes, incluso en ocasiones los más breves, y la presentación de la repercusión de la violencia y el odio en sus vidas y en la de sus seres queridos, incluso el infierno de la ira y la posibilidad del perdón, no tanto de la redención, son intereses de la historia que no escatima en guiños como la melodía de EL BUENO, EL FEO Y EL MALO que suena en el móvil de uno de los protagonistas, los atracos a bancos con un aire ciertamente pistolero y las cabalgadas al ocaso a lomos de bólidos.

Un buen reparto arropa a sus protagonistas, mencionando especialmente a la siempre bella y muy competente Carla Gugino, Moon Goodblood, Jennifer Carpenter y un fugaz Tom Berenguer, en una peli, que como los buenos westerns, recuerda también a una historia de honor y traiciones entre samurais.

Esta reseña en realida corresponde a otro blog http://cinemagenevieve.blogspot.com leed más y mejor allí.

martes, 5 de julio de 2011

SCOTT PILGRIM Y LA INFINITA TRISTEZA

"Puede que Peter no sea el hombre que él cree que es"
Gwen Stacy, decepcionada, a Mary Jane Watson. Ultimate Spiderman

Antes de conocer a Ramona me sentía como Clarence sin Alabama. Al principio de AMOR A QUEMARROPA, Clarence (Christian Slater) apoyado en la barra de un bar, conversa con una señora un poco borracha sobre con cual hombre se acostaría si tuviera que elegir a uno con el que hacerlo aún no siendo gay. Él sin dudarlo lo haría con Elvis, su interlocutor imaginario en ocasiones, que interpreta un borroso Val Kilmer. Yo con menos entusiasmo creo que tendría que conformarme con Jared Leto. ¡Arg!
El caso es que durante los primeros instantes de la película Clarence está solo. Trabaja en la tienda de cómics, cosa que le entusiasma aunque admita que tiene el gran inconveniente de la falta de dinero y va al cine a ver dobles (o triples) sesiones de Kung Fu. Allí conocerá a Alabama (Patricia Arquette), que no está allí por casualidad y que tiene un mal pasado y un más que problemático presente, pero su sonrisa se ilumina cuando Clarence la lleva a la tienda y le habla con emoción de sus cómics favoritos de Spiderman. Luego, como Scott Pilgrim (aunque unos años antes), Clarence tendrá que pelear por Alabama contra su pasado. Más o menos, mejor ved la peli, vale la pena.
Puede que me guste verme como Clarence pero en realidad me parezca más al tipo de VIRGEN A LOS 40 (menos pitorreo). Mayor que Clarence y más ridículo, igualmente solo, rodeado de figuritas de merchandising, más tebeos y videojuegos, con un severo síndrome de Peter Pan. A ratos puede que sea incluso como Chris Peterson, el absurdo freak de BUSCATE LA VIDA, repartiendo periódicos con nosecuantos años y viviendo con unos sufridos padres, cantando cancioncillas mentalmente (de los R.E.M. de los 90, mayormente) y viviendo entre su ombligo y su cabeza hueca y calva. No, creo que no soy tan feliz como él.
El caso es que tras conocer a mi Ramona, yo como Scott Pilgrim también tuve que ir enfrentándome a su pasado, a los fantasmas de sus malvados siete exnovios ausentes más sus siete nuevos pretendientes simultáneos de cada día.
Pero no me vencieron, no caí en esa trampa -tal vez por dulce ignorancia- como Sí la cagó el dibujante de cómics (ahí de nuevo) que encarnaba Ben Affleck en PERSIGUIENDO A AMY pereciendo a celos, inseguridades y las decepciones propias de ver de cerca las humanas imperfecciones de quien se tenía idealizado, y perdiendo a la chica en el proceso. Tanto Pilgrim (Michael Cera) como Affleck aprenden con la experiencia, aunque con distinto resultado, o no tanto.
Yo también, y aunque creí derrotar a los villanos del pasado, en realidad ya me habían vencido. Mi Ramona, la chica que se pinta el pelo de colores. ya se había marchado. Aunque ella había terminado con su pasado, el pasado tal vez no ha acabado con ella y va a superarlo sin mí. Lo hará bien, y estoy seguro que yo, en algún momento, por mi parte, aunque solo, puede que también.

sábado, 2 de julio de 2011

SHANNON, HUELEBRAGUETAS DE WINNIPEG

Gabriel Shannon se despertó en el sofá de su oficina, como cada mañana. En realidad vivía allí desde siempre. Cuando montó el despacho en aquel viejo edificio de pequeñas oficinas hace ya 30 años solía quedarse allí porque no tenía para pagar el alquiler de un apartamento, y así seguía ahora, aunque ya no pensaba en ello. Su despacho era el reflejo de todo este tiempo. Se quitó el sombrero a lo Mike Hammer (aún se emitía la serie con Stacy Keach cuando lo compró) de la cara y lo dejó sobre el escritorio. Sólo lo usaba para dormitar. Perezoso, se sirvió café frío de ayer en su taza favorita de Los Cazafantasmas. Su cocina se limitaba a una pequeña maquina de hacer café, una tostadora y un microondas prehistórico, en un mostrador detrás de su escritorio, pegado a la única ventana de la estancia, desde la que podía ver el centro empresarial de Winnipeg a una altura de 20 plantas y a través de un deslucido rótulo en el vidrio que desde la calle habría casi que descubrir con prismáticos y que reza "Gabriel Shannon, Detective Privado". Echaba de comer a sus peces mientras apuraba el café y se metió en el baño a lavarse la cara, mayormente una oscura barba de cincuenta y muchos años. La tenía chorreando cuando sonó el timbre. Sólo eran las 7:45, pensó mirando el reloj de pared asomando la cabeza desde el baño, demasiado pronto para una improbable visita profesional. Más extraño aún le resultó cuando oyó una llave encajar en la cerradura y abrir la puerta acristalada y rotulada como la ventana sin esfuerzo. El intruso le sorprendió allí de pie en la puerta del baño, cercana a la de entrada, en camiseta de tirantes, con la barba empapada y una raída toalla antes azul en las manos.
-Miky...dijo Shannon.
-Pensaba que te encontraría muerto en tu sofá, tío.
-¿Qué haces aquí?
-He llegado hace un rato. Me he mudado aquí.
-¿Aquí? bueno, podría dejarte dormir unas noches en el sofá, pero es que yo duermo ahí...-Recordó que había dejado una copia de sus llaves en casa de su hermano hacía años.
-Tranqui, Gabriel, no voy a recluirte esta noche a dormir la mona en tu bañera..
-Mejor, porque sólo tengo ducha
-Y muy sucia, estoy segura. Ya tengo habitación. Antes de salir de Vancouver ya tenía todo arreglado. Compartiré piso con unas estudiantes.
-¿Alguien viene a estudiar aquí?
-No creo que estudien mucho. He pensado en pasarme pronto por aquí para saludarte-Dijo mientras por fin cerraba la puerta tras de sí y se sentaba en el sofá- y desayunar contigo si quieres tomar algo más aparte de tu agua sucia de cafetera, luego aún tengo un rato, podría ayudarte a adecentar esto un poco.
-¿Quieres trabajar para mí, sobrina? No puedo pagarte.
-Ni yo a ti. Quiero que trabajes para mi. En un caso. Pero tampoco puedo pagar, así que he pensado en ser tu secretaria y ayudante o algo así. Se nota que no tienes.
-Em, ya..¿Y de que va a vivir tu alquiler?
-La ETT de Vancouver me transfirió a un Burguer de aquí. Aparte haré algunos turnos nocturnos en un 7Eleven y si lo necesito siempre admiten lavaplatos de última hora en el restaurante cochambre de debajo de mi nuevo hogar, eso me dijeron por teléfono.
-¿Lavaplatos?¿Existen? ¿No son un mito?
-Te lo he dicho, lo tengo todo solucionado.
-Solucionado parece un poco optimista.
-Me lo he montado mejor en un día antes de venir que tú en toda tu vida aquí. -Dijo mirando a su alrededor-
-Ya...-sin soltar la toalla se sentó junto a su sobrina y única familia- Miky Shannon, ¿Que haces aquí? ¿Has dejado a, como era, Greg?
-No hay Greg. ¿Y que haces tú aquí? ¿Aparte de escuchar tus vinilos rayados de los Smiths? Estoy segura que no le faltan casos al mejor y más barato huelebraguetas de la ciudad, pero pensaba que a estas alturas ya estarías viviendo en tu coche.
-No tengo coche ahora mismo.
-Estupendo.-Bajó la cabeza tras su moreno flequillo con esa expresión de "Menudo desastre" tan familiar, tan de su padre- Bueno, una vez fuiste policía así que..
-No me admitieron -la interrumpió-. No podía ser ni siquiera inspector y no quería llevar uniforme, por eso me saqué la licencia..
-Hace un millón de años, Sí. Papá solía hablar de ello. Él siempre creyó en ti. No entendía porque no te mudabas con nosotros. Decía que nada te ataba aquí.
-Tenía aquí mis contactos..
-Esos que has perdido.
-Esos. -Permaneció un momento en silencio mirando al frente, aún poco espabilado, hasta que se volvió tranquilo para observar a su sobrina. No la había visto desde el funeral de su hermano, y ella sólo le tenía a él ahora, lo cual no es mucho. Menuda, con la piel blanca y el cabello moreno de los Shannon, y también con su misma mirada inquisitiva bajo el piercing de la ceja. Llevaba una chaquetilla de cuero negro y sólo una bolsa de viaje que había dejado en el suelo al sentarse.
-Estas más guapa-Le dijo. Ella puso una media sonrisa entrecerrando los ojos como expresando "ya ves" y sacó un paquete de cigarrillos.
-¿Ahora fumas? La reprendió.
-Como tú..
-No, no fumo hace años.
-Lo hacías aún cuando papá vivía, no hace tanto.
-Como tres años.
-No era tu único vicio. Él decía que aún solías hacer el ridículo persiguiendo jovencitas.
-Je, ya no, estoy mayor.
-Ya lo estabas antes.
El timbre de la puerta sonó de nuevo.
-¿Esperas visita?
-Nunca. -dijo él levantándose trabajosamente y dirigiéndose a la puerta. Cuando la abrió encontró al prototipo de mujer misteriosa que suele ir a la oficina de los detectives privados del cine, pero nunca a la suya. Era una atractiva mujer rubia, de cuarenta y pocos, con un estilizado vestido negro y gafas de sol que se quitó para que sus hermosos ojos marrones pudieran observarle un poco extrañados por su aspecto, informal como poco.
-Eh, Hola..Buenos días, ....¿Puedo pasar?
Él se hizo a un lado cuando ella entró y miró aún más extrañada a Miky, que divertida le espetó : ¡Hola! Bienvenida, soy su secretaria..del señor Shannon, ¿Viene a ofrecerle un caso?..
-Sí, eso creo. Me lo ha recomendado el fiscal Elmer Davis.
-¿Davis? Se sorprendió Shannon. -Dejé de trabajar para él cuando aún era abogado del bufete Nearly & Spencer. -Mientras hablaba, Shannon se dirigió a su escritorio y se sentó apoyado en la mesa, mirando de reojo la toalla empapada que había abandonado en el sofá.
-Elmer ha progresado mucho desde entonces, al parecer tuvieron ustedes algunas diferencias..
-No quise amañar pruebas para un cliente suyo, eso es cosa de abogados-Expuso frunciendo el ceño.
-Me ha dicho que es usted un desastre de detective, pero el más cabezota, leal y honesto que ha conocido, y que eso es justo lo que iba a necesitar ahora.

Miky los miraba en silencio, sin encender el cigarrillo que sostenía entre sus dedos. Por un instante se fijó en su tío de forma diferente, pese a lo desaliñado de su aspecto, como recordando que realmente un día pudo ser un detective de verdad, de los que llevan casos importantes que afectan a toda una ciudad.

-Bueno, señorita .... -dijo Shannon mientras rodeaba el escritorio para sentarse en su sillón de trabajo.
- Cook, Doris Cook, respondió expectante.
- Bien - Recogió el sombrero de sestear de la mesa y se lo colocó en la cabeza mientras balbuceaba, sintiéndose ridículo y lanzándolo con suavidad a la percha pegada a la ventana, por la que ya entraba el sol de la mañana. -Desde que la he visto delante de mi puerta he sabido que no viene a ofrecerme un trabajo como los que suelo hacer, nada de espiar a un marido putero o a un hijo yonqui,...- Miró a Miky, sonreía. Aún no la había preguntado siquiera por ese "caso" en el que necesitaba su ayuda, el problema que la había traído desde su casa en Vancouver hasta él, que casi no la conocía.. pero se sintió repentinamente animado- ..así que dígame.. ¿Quiere un café? ..

lunes, 27 de junio de 2011

EL AGUJERO QUE HAY EN TODO

“Quiero establecer un nuevo orden mundial del crimen, con su propia capital.” Brunno Manheinm, núm.25 de 52.

Leo cómics. Desde siempre. Lo dejé cuando la adolescencia se impuso, y apenas superada tardíamente, volví. Entonces llegó un nuevo siglo, el tercer milenio. La era de los prodigios. Lo que parecía exclusivo de los tebeos y de Hollywood se impuso a la realidad. Una organización semejante a Hydra (“córtale la cabeza y dos mas surgirán en su lugar“, reza el lema de algunas de las células que combate a menudo el Capitán América) cometió el mayor y más espectacular atentado terrorista de la historia en Nueva York, acompañado de otros objetivos igual de característicos en suelo norteamericano. Con el tiempo, una gran conspiración para llevar el mundo a la guerra se hizo patente.
Después llegó la crisis (¡Crisis! ¿cuantos cómics de superhéroes se titulan así, amigos aficionados? perdí la cuenta!), que inicialmente pareció ser algo cíclico y accidental, casi inevitable, para desvelarse después como la ejecución metódica de un plan cuidadosamente trazado durante años que ha llevado la civilización al abismo, con consecuencias nefastas globales que aun van a extenderse mucho más. Un plan maestro que por cierto parece no haber concluido aún.
En estos tiempos, al igual que en los de la segunda guerra mundial, los villanos de opereta que se retuercen el bigote mientras ríen malvadamente son curiosamente una amenaza real y despiadada.
Como respuesta, entre otras muchas, un símbolo de rebelión ciudadana y libertad destaca poderosamente contra una opresión que empezó tímida pero va tomando una actitud atroz. Ese símbolo es la máscara de Guy Fawkes popularizada en el cine y mucho antes por el cómic V DE VENDETTA. Un héroe de cómic que parece ahora casi tan real como proscrito, y potencialmente desvirtuable.
Llamadme friki y loco, pero si alguien se calza unas mallas y sale ahí fuera a combatir el crimen no puedo reprochárselo en este momento que parece tan inesperadamente adecuado.

BOXING ELENA o EL HIJO DEL CONSERJE

Hay diferencia entre ser el protagonista o solo estar ahí.
Después del concierto de Los Planetas al aire libre estamos en la puerta de un pub cercano. Jota se tambalea calle arriba y abajo, deambulando acompañado solo por una lata de cerveza y murmurando. De vez en cuando se detiene y grita algo. Creo que dice ¡Cabrones! pero no se le entiende. Viendo a Elena con su muleta me recuerda a la prota de aquella peli, BOXING HELENA (MI OBSESION POR HELENA). La vimos mi hermano y yo hace más de quince años en un cine ya desaparecido del casco histórico tras pasar la tarde en Radio Lupa. Éramos unos crios. Contaba la historia de un tipejo enamorado de la preciosa Helena, que para retenerla le amputaba brazos y piernas y la encajonaba en una caja. Pese a tan prometedora premisa (ejem) era un bodrio entrañable. Incluso aparecía Art Garfunkel, y Kim Basinguer perdió mucho dinero por una demanda que le pusieron los productores por negarse a rodar la peli una vez firmado el contrato. Visto el film, no la culpé, pese a que contara con buenos actores como Bill Paxton, Julian Sands y Sherilyn Fenn como Helena. Todos desperdiciados y muy mal dirigidos por una entonces debutante Jennifer Lynch, que andaba escribiendo todavía el truculento Diario Secreto de Laura Palmer entonces y luego al parecer ha dirigido alguna historia interesante para recalar hace un par de años en Bollywood con un film sexy de terror sobre una mujer serpiente hindú titulado HSSS!..
Elena tampoco se deja encajonar. Baila toda la noche con su muleta, la acaricia con su melena pelirroja. Charlando animadamente a ratos con sus amigas y compañeras de carrera en algún momento mientras las escucho me veo solo como el hijo del conserje, alguien con demasiados puentes por cruzar, ya derrumbados.
Mucho más tarde abandono la atestada acera para orinar en el interior del pub y despedirme de alguien antes de marcharme. Dentro hay una despedida de soltero, el novio va disfrazado de diablo discoquetero al estilo Disco Stu, le queda sorprendentemente bien, gracioso y casi nada humillante, pero sus amigos le obligan a cantar Don Diablo de Miguel Bosé en el Karaoke y se le entiende menos que a Jota maldiciendo. Mientras busco los servicios tengo la sensación de que en algún momento formé parte también de esa fiesta, de que he olvidado como la cago continuamente y me han echado de nuevo.
Amanece cuando salgo con la última Coronita del lugar y la noche, la acera esta vacía, ni rastro de mis amigas ni de nadie más, salvo por Jota, que se detiene ante mi, sale aparentemente de su ensimismamiento un instante en el que nos miramos, y gritamos al unísono: ¡ Cabrones !.