martes, 5 de julio de 2011

SCOTT PILGRIM Y LA INFINITA TRISTEZA

"Puede que Peter no sea el hombre que él cree que es"
Gwen Stacy, decepcionada, a Mary Jane Watson. Ultimate Spiderman

Antes de conocer a Ramona me sentía como Clarence sin Alabama. Al principio de AMOR A QUEMARROPA, Clarence (Christian Slater) apoyado en la barra de un bar, conversa con una señora un poco borracha sobre con cual hombre se acostaría si tuviera que elegir a uno con el que hacerlo aún no siendo gay. Él sin dudarlo lo haría con Elvis, su interlocutor imaginario en ocasiones, que interpreta un borroso Val Kilmer. Yo con menos entusiasmo creo que tendría que conformarme con Jared Leto. ¡Arg!
El caso es que durante los primeros instantes de la película Clarence está solo. Trabaja en la tienda de cómics, cosa que le entusiasma aunque admita que tiene el gran inconveniente de la falta de dinero y va al cine a ver dobles (o triples) sesiones de Kung Fu. Allí conocerá a Alabama (Patricia Arquette), que no está allí por casualidad y que tiene un mal pasado y un más que problemático presente, pero su sonrisa se ilumina cuando Clarence la lleva a la tienda y le habla con emoción de sus cómics favoritos de Spiderman. Luego, como Scott Pilgrim (aunque unos años antes), Clarence tendrá que pelear por Alabama contra su pasado. Más o menos, mejor ved la peli, vale la pena.
Puede que me guste verme como Clarence pero en realidad me parezca más al tipo de VIRGEN A LOS 40 (menos pitorreo). Mayor que Clarence y más ridículo, igualmente solo, rodeado de figuritas de merchandising, más tebeos y videojuegos, con un severo síndrome de Peter Pan. A ratos puede que sea incluso como Chris Peterson, el absurdo freak de BUSCATE LA VIDA, repartiendo periódicos con nosecuantos años y viviendo con unos sufridos padres, cantando cancioncillas mentalmente (de los R.E.M. de los 90, mayormente) y viviendo entre su ombligo y su cabeza hueca y calva. No, creo que no soy tan feliz como él.
El caso es que tras conocer a mi Ramona, yo como Scott Pilgrim también tuve que ir enfrentándome a su pasado, a los fantasmas de sus malvados siete exnovios ausentes más sus siete nuevos pretendientes simultáneos de cada día.
Pero no me vencieron, no caí en esa trampa -tal vez por dulce ignorancia- como Sí la cagó el dibujante de cómics (ahí de nuevo) que encarnaba Ben Affleck en PERSIGUIENDO A AMY pereciendo a celos, inseguridades y las decepciones propias de ver de cerca las humanas imperfecciones de quien se tenía idealizado, y perdiendo a la chica en el proceso. Tanto Pilgrim (Michael Cera) como Affleck aprenden con la experiencia, aunque con distinto resultado, o no tanto.
Yo también, y aunque creí derrotar a los villanos del pasado, en realidad ya me habían vencido. Mi Ramona, la chica que se pinta el pelo de colores. ya se había marchado. Aunque ella había terminado con su pasado, el pasado tal vez no ha acabado con ella y va a superarlo sin mí. Lo hará bien, y estoy seguro que yo, en algún momento, por mi parte, aunque solo, puede que también.

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