KANE & LYNCH: DEAD MEN es un videojuego corto e intenso de acción en tándem, como una buddy movie desbocada de Joel Silver y más macarra que una peli de Guy Ritchie. Está protagonizado de forma trepidante por Kane, un convicto británico y quemadísimo exmercenario, y por Lynch, un psicópata descontrolado e imprevisible al estilo del que Quentin Tarantino encarnó en ABIERTO HASTA EL AMANECER y al que Kane se ve atado sin remedio por pura necesidad. Lo que comienza como una fuga en la que ametrallaremos coches patrulla en las calles de L.A. pasará a ser una aventura trágica donde deberemos asaltar una prisión federal, enfrentarnos a la yakuza en un local nocturno atestado de Tokio -ambos episodios sobresalientes en ambientación, con profusión de civiles inocentes en desbandada por los distintos escenarios del todo destructibles- y terminar involucrados en un extraño golpe de estado en La Habana y la selva tropical, donde se hacen más palpables las semejanzas del juego con, por ejemplo, el más bélico ARMY OF TWO - también en tercera persona- (con el que tiene aún así notables diferencias que no le desmerecen). Una grata sorpresa.
VOLVERÉIS, de Jonás Trueba
Hace 1 mes