


En cuanto a JERICHO, es un juego tan absorvente como GEARS OF WAR, donde la densidad violenta de sus enfrentamientos me lleva a gritar aquello de
¡¡ LIBERATE TUTAME EX INFERNIS !! con malsano placer. La distintiva propiedad de pasar de uno a otro de los siete característicos integrantes del comando paranormal aporta un dinamismo refrescante a cada nuevo avance en la misión que los (nos) ha llevado a una ciudad perdida en oriente medio que ha resurgido en mitad del desierto y donde se desata un primigenio horror cósmico (y muchos tiros) en un camino al infierno y atrás en el tiempo, en el que compartiremos batallas y escaramuzas con soldados de la segunda guerra mundial e incluso templarios, aniquilando demonios y nazis cenobitas con la particular estética que las almas torturadas del Clive Barker cinematográfico (sus pelis no han sido muy buenas, pero quizás sí un poco influyentes estéticamente) han aportado al juego. A continuar la cruzada.
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