BOOK CROSSING
Mientras esperaba en la puerta de la biblioteca charlando con unas amigas. Sarah le vio pasar. Hacía un descanso en su mañana de estudio para quedar en el amplio recibidor de la entrada para ver a un grupo de chicas, que como ella, pasaban los ratos en la sala de lectura, cuando fugazmente el chico entró en el edificio. Aunque lo reconoció al instante, sólo mantuvo momentáneamente su atención en él porque le pareció llamativo lo muy delgado que estaba desde la última vez que se fijó en su aspecto.
Volvió de inmediato a su animada conversación mientras el tipo pasó con su habitual rapidez a media distancia de ellas, atravesando ahora la salida y perdiéndose fuera. Apenas estuvo 1 minuto en la estancia, sólo tuvo tiempo de detenerse en la cercana estantería semivacía con el cartel de BOOK CROSSING, dejar algo y salir pitando, sin mirar a nadie.
Cuando sus vecinas de libros de texto apuraron sus cigarrillos y se marcharon, ella volvió con la excusa de ir al servicio, pero lo cierto es que se acercó al estante. El cartel explicaba lo del punto de intercambio de libros, el depositante los registraba con un código en una web voluntaria de seguimiento y quien se los llevara si lo deseaba haría lo mismo para dar constancia de la recogida y buen uso del libro.
Ni siquiera recordaba el nombre del chaval, era mayor que ella, el amigo de un amigo, un tonto sieso que pasó de ella cuando alguna vez se mostró amistosa, nada más, desde entonces lo había ignorado y ya casi nunca ni se cruzaban por la calle. Esta ocasión no fue distinta, así que no sabía muy bien qué curiosidad la llevó a mirar qué había dejado el tipo ese en la estantería. Era una vieja novelita pulp de ciencia ficción con la portada desgastada, hojas sobadas y páginas amarillentas titulada, XAÏ, LA SACERDOTISA DE GRAA-ALZAC..no le prestó más atención y la dejó donde estaba para volver sus asuntos y no volver a recordarlo.
Y no lo hubiera hecho, sino fuera porque unos cuatro días después se repitió la situación, y sin plantearse mucho porqué volvió a mirar qué había abandonado allí esta vez el friki aquel. Otra novela vieja y deteriorada, editada por Grijalbo y titulada SUPERMAN, EL ÚLTIMO HIJO DE KRYPTON, de Elliot S.Maggin. Quizás fuera una adaptación de la primera película de Christopher Reeve, porque su foto raída embellecía la portada. Esta vez la hojeó un poco, leyendo de pasada algunas frases sueltas y los títulos de los capítulos. No le recordaba para nada a la peli que vio de niña en televisión, pero tampoco le prestó mucha interés, hasta que se detuvo en la página 105 donde unos breves versos estaban subrayados con rotulador rojo, decían:
"Te haré Sonreír,
cantar, reír;
tus lágrimas expulsaré
para siempre jamás"
Había unos pocos versos más sin subrayar, pero no le decían nada y eran igual de cursis que el resto.
No encontró nada más subrayado en todo el libro, de unas 270 páginas.
Lo dejó y buscó el que vio la anterior ocasión, pero ya no estaba. Los libros gratis duraban poco allí por muy malos que fueran.
Un par de días después, sobre la misma hora, ella estaba de nuevo donde habitualmente y volvió a ver el mismo breve suceso, ya le parecía un poco automático, y ese tipo tenía algo de autómata.
Esta vez sólo le había dejado (¿a ella? no..) una vieja revista Fotogramas, edición de bolsillo de hace años, con los hojas muy dobladas. Pero había una página especialmente arrugada por donde abrió el ejemplar de forma distraída y resaltado con rotulador amarillo se leía un titular acerca del film MEJOR IMPOSIBLE, sobre una foto de Jack Nicholson que decía "No sé ser novio formal". No parecía tener un sentido el remarcar aquello, menos aún que lo de la novelita de SUPERMAN, por lo que le picó un poquito la curiosidad, aunque no como para admitirlo nunca.
Tampoco encontró nada más subrayado ni recortado ni nada, y dejó la revista donde estaba.
La vez siguiente, era un cómic en blanco y negro de la Biblioteca Marvel: Estela Plateada, el que tenía resaltado el texto de una viñeta donde el Silver Surfer le decía a un delfín en el ártico: "-Lo siento, no puedo ser tu amigo", después otro cómic, un arrugado tebeo de Vértice también en blanco y negro y al que faltaba la portada en el que un tal Namor (con pinta de bañista cachas y señor Spock) le gritaba a Hulk:
"¡¡Somos monstruos y estaremos siempre solos!!", más adelante, fueron apareciendo por aquella estantería más libros de dudoso interés: Un folleto de unas veinte páginas con el adelanto del primer capítulo de un librito conspiranoico post 11-S a modo de promoción editorial, una especie de falso ensayo sobre el ya no tan célebre Experimento Filadelfia, de amarillento y maloliente papel, un pequeño y raído Atlas de geografía antigua acribillado de holopegatinas de los Transformers en las solapas,..y en todos algún breve pasaje subrayado, resaltado o remarcado con bolígrafo. Todas aquellas frases componían una especie de juego de concatenaciones sin sentido, como un Cadáver Exquisito secreto que por alguna razón, probablemente el aburrimiento, ella seguía con la suficiente atención como para recordar cada enunciado, cada ocasión.
Nunca se había llevado ninguno consigo y siempre desaparecían con rapidez del estante del BOOK CROSSING, ávido de "novedades". Hasta que reparó en lo del código de seguimiento. Empezó a fijarse en un numerito de dos cifras al parecer anotado siempre a lápiz en la esquina superior de la primera página de cualquier documento de los que la estantería le ofrecía. Con su buena memoria empezó a recordarlos y un día buscó la web pertinente en la sala de internet de la biblioteca.
Cada código tenía una pequeña ficha abierta, y un pequeño espacio en blanco para quien lo recogiese escribiera un mensajito a quien lo dejó si era su deseo. Se lo pensó un rato y escribió en la ficha de la última adquisición del estante de intercambio de libros, de aquella misma mañana (una viejísima guía turística para el Paris de los años veinte, impresa en francés con diminuta letra adecuada para su reducido formato, y no mal conservada pese a su evidente deterioro, teniendo en cuenta su antigüedad y nulo valor material), en el espacio para los comentarios: ¿Cuál fue el primer libro que dejaste en el book crossing? .
No estaba segura de si habría respuesta ni como le llegaría.
El siguiente depósito del chico fue de nuevo XAÏ, SACERDOTISA DE GRAA ALZAC. A Sarah ya no le pareció tan extraño ni insignificante como podría haberlo sido hace unas semanas, buscó su frase subrayada y era la más corta de cuantas había recibido, sólo decía, "-Lo siento"...
VOLVERÉIS, de Jonás Trueba
Hace 1 mes
1 comentario:
Hola, HERMANO, me ha gustado mucho. Muchas gracias por compartirlo
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