miércoles, 18 de mayo de 2011

UN MOMENTO EN EL TIEMPO

Llevaba varios días en una mesita al pie de mi cama, pero es precisamente hoy cuando cojo el cómic UN MOMENTO EN EL TIEMPO del Asombroso Spiderman y lo leo a primera hora de la tarde.
Me sumerjo de una sentada en sus 160 páginas, que aventuraban una nueva vuelta de tuerca sobre la sufrida continuidad del trepamuros desde los tres años que ya hace que se publicó el controvertido UN DIA MAS.
En cambio, lo que me atrapa es que todo el cómic se trata de una conversación. Mary Jane Watson y Peter Parker se reencuentran y hablan. Necesitan hacerlo. En esa viñeta siento una envidia desmedida (y es muy triste envidiar a un desgraciado profesional como Parker) y una identificación instantánea con los personajes (con ambos) y sus situaciones, donde el escritor (y dibujante, además de director editorial de la Marvel y controlador supremo del destino de Spiderman) Joe Quesada clava unos diálogos realistas y creíbles sobre las inseguridades, rencores, cercanías, afectos, obstáculos y desencuentros individuales y mutuos de una pareja de antiguos enamorados, pero también posteriormente antiguos amigos distanciados, cercanos por imperfectos.
Es una muestra de la afortunada evolución del cómic con aspiraciones románticas que fue el producido por Marvel hace muchos años, actualizado por escritores actuales a criterios realistas con influencias seguramente del antaño más adulto cómic indie americano y el propio signo de la realidad de hoy, donde los personajes y sus circunstancias son más ricos y polifacéticos, sus decisiones más humanas y discutibles, y sus errores evidentes.
En la entrada TODOS LOS COMICS HABLAN DE MI copiaba extractos (con torpeza y cierta ironía masoquista) de algunos cómics recientes de superhéroes con diálogos hasta hace unos años ciertamente atípicos pero dotados hoy día de entidad propia de una teleserie teatral adulta y compleja, no necesariamente siempre de carácter romántico o melodramático, sino abiertos a múltiples temáticas acordes a la historia.
UN MOMENTO EN EL TIEMPO relata con tal honestidad y valentía las dos vidas en un instante de una pareja de personas, de manera que casi cualquiera creo que podrá identificarse al menos en algún pasaje con ellos y verse reflejado hasta conmoverle. A mí me ocurre, y es muy deprimente y ridículo que un tebeo de Spiderman te dé ganas de llorar. Para colmo, Quesada explica en un artículo de complemento lo dificultoso y difícil del proceso creativo, especialmente de UN DIA MAS, que le costó un montón de errores personales y profesionales y perder un buen amigo. Vale ya de paralelismos.

LA NOCHE QUE NUNCA OCURRIÓ

La otra noche fue como uno de esos platós de comedia antigua donde estrellas invitadas y cómicos ocasionales entraban y salían inesperadamente de escena, provocando una expectación de contínua imprevisibilidad, como la vida abriendo, cerrando y bifurcando posibilidades con celeridad y sin tenerme en cuenta, como si fuera un mero espectador de mis propias supuestas decisiones.
No iba a poder acudir a un concierto pero de improviso a última hora unas entradas caen en mis manos. No iba a ir solo, pero después Sí, luego otra vez no y así un par de ¿docenas? de veces, cagándola gravemente un par de ellas en el proceso.
Cada posibilidad abría un marco probable distinto. Luego está la sincronía (Eduardo Punset y un posible multiverso cordobés pueden salir a relucir en cualquier momento), que hace que justo en un momento determinado me encuentre a una conocida que ,también de carambola, me invitó a tomar café el día anterior (volveré a encontrármela dos días más tarde en un contexto del todo distinto, y es alguien con quien me tropiezo muy poco, ...la bola ocho sigue rodando sobre el tapete). Avisa a una amiga, que me presentó la tarde previa, y por el tono de la conversación telefónica, creo que teme que le estén preparando una especie de encerrona conmigo o algo así (ni se me había ocurrido avisarla), pero me me cae simpática y me hace gracia. Le dá mi teléfono. Una se marchará, la otra tal vez acuda. Más puertas corredizas y giratorias.
También están allí una pareja de conocidos con los que paso la mayor parte del concierto. Él espera que los Lapido terminen pronto, no ha venido por ellos, pero se comen un buen trozo del pastel del concierto.
Keiko baila raro mientras los Sexy Sadie apuran sus guitarras con tono épico, es simpática y graciosa siguiendo el ritmo. Fuel Fandango irrumpen horas más tarde en el escenario, del que estamos cerca. La Cristi desprende un magnetismo carismático especial potenciado por su puesta en escena, el buen sonido de la banda y sobretodo por su voz.
Hasta el día anterior no sabía que ellos tocaban también esa noche. Hasta hace unas semanas no sabía que existían, los ví de madrugada en Los Conciertos de Radio 3 y ya entonces me engancharon cuando pensaba en irme a la cama. También pensé viéndolos en la tele que me resultaban extrañamente familiares y que me gustaría verlos en directo. Dicho y hecho. Esta noche extraña tampoco creo que el Sol exista.
La Cristi (la cantante) me sonaba mucho cuando Marina me confirma que es de la ciudad y que han hablado alguna vez . Creo que quizás sea para mí una de esas caras habituales de cuando la noche cordobesa me resultaba más habitual. Quizás me lo imagine, no la conozco, pero puede ser cosa del multiverso, aún así los días siguientes llegarán y alguna de esas posibles noches debió de ocurrir porque su continuidad y mi torpeza aún generan consecuencias. Tampoco lo entiendo del todo, el relativismo este..



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