sábado, 26 de junio de 2010

SHANGAI SURPRISE, VIVIR POR NADA ..

..O morir por algo". El lema de JOHN RAMBO es aplicable al sencillo esqueleto argumental de ARMY OF TWO: THE 40TH DAY, la segunda entrega de uno de los videojuegos de acción y tiros que más he disfrutado.
Si el Ejército de dos hombres (los mercenarios Salem y Ríos) original lo concluí en menos de una semana, la secuela apenas me ha durado tres tardes (no son juegos muy largos, y lo mío es la dificultad mínima). Y vale la pena, porque es muy distinta de la primera aventura, que nos llevaba de un escenario a otro en rincones conflictivos y exóticos del planeta. En este caso protagonizamos un tour de force constante en la ciudad de Shangai, un hervidero atacado por un cuantioso ejército privado que la lleva al borde del apocalipsis. Salem y Ríos deberán tomar algunas decisiones morales, la más importante de las cuales determinará uno de los cuatro posibles finales de la historia, algunos cerrados y otros que apuntan a una posible nueva entrega donde el mundo seguirá quizás sufriendo las consecuencias de los planes de Jonás, comandante invasor más cercano a un supervillano chalado con mensaje ético. El día 40 fue el que Dios marcó para la destrucción de las ciudades a ojos del profeta Jonás por la decadencia moral de la humanidad (otra vez), y son un pequeño hallazgo las breves piezas de cómic que ilustran las consecuencias de algunas decisiones (en cuanto a liberación y rescate de rehenes o enemigos) que se van produciendo en el trascurso de esta trepidante ensalada de tiros con moraleja redentora, un destello que comparte levemente con el primer juego aunque dando un considerable y acertado golpe de timón a lo que podía haber resultado una estructura más previsible y menos impactante

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