Aun presa de la fermentación de la cebada describo balbuceante cómo esta noche fui partícipe y testigo de esa maravilla extraña y femenina que aun se me escapa pero que me besó lo justo para sentir una canción que susurrante me tararea al oído que en el fondo aun queda algo, algo digno de salvar, algo ajeno a aquel beso, pero que un mismo beso pudo desatar. Su comportamiento es hermoso, libre, poderoso y por ello vulnerable, La voluntad viril siempre se basará en dominar inútilmente de alguna manera su libre albedrío, ardiente como una llama efímera pero tremendamente luminosa. Cuando prende su canción, me habla de amor sincero y ajeno, durante este momento en el tiempo me siento incapaz de ir más allá de este beso, incluso cuando la noche me lo ofrece. Pero es que ahora sé que en el fondo aun queda algo, y no consigo ser quien me gustaría aun cuando sé quien no soy, al menos por un instante de confusa lucidez.
Esta noche excesiva que me sorprende y abruma me comporto como un trasnochado caballero, ahuyentador momentáneo tal vez, convencido de que en aquellos brazos hoy ausentes encuentres las sonrisas que me justifiquen. en cuanto a mi, en mi soledad escucho una melodía que dice que en el fondo aun queda algo.
Mis disculpas, creo que sigo borracho.
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