lunes, 13 de junio de 2011

PILAR, Me Gusta




Pilar siempre disfruta de una buena historia. Sin embargo, no tengo ninguna. Ahora, cada vez que sueño o intento recordar, menos real es. Mientras baila frente a mi en el after hours la miro como antes solía. No era demasiado bueno como ángel de la guarda. No hacía gran cosa, salvo observarla. De vez en cuando le recordaba con susurros que agitaban su flequillo y le acariciaban la nuca nimiedades como dónde estaban unas llaves olvidadas, o algún documento extraviado, pero tampoco ha sido nunca tan despistada como en ocasiones cree.
Y un día, cuando realmente necesitó mi ayuda, le fallé. No lo evité, no supe verlo a tiempo ni advertirle, cuando incluso un buen amante o un amigo atento se hubiera percatado.
¿Recordáis cuando en Superman Cristopher Reeve vuela a toda mecha contra el sentido de rotación terrestre para que el tiempo retroceda y así poder salvar a Lois cuando no ha podido hacerlo antes? Bueno, parece una tontería, ...no se me ocurrió otra cosa. El caso es que el tiempo realmente retrocede si haces algo así, pero cuando el reloj vuelve a ponerse en marcha, no todo es tan sencillo. Lo cambié todo. Todo lo que existe. Valió la pena, sé que el mundo anterior a este era algo distinto, pero tampoco lo recuerdo casi. Ahora no hay custodios, pero sí demasiados acosadores solitarios en Internet, no sé si hay relación. Parpadeo y el mundo me deja atrás. No la había visto desde el cambio, creo que no la recordaba, pero cuando me la presentaron aquella tarde, tuve esa sensación de conocerla de antes, de siempre. Y empecé a recordar todas aquellas pequeñas cosas tan extrañamente importantes que antes formaban parte diaria de mi vida como su constante voyeur invisible asignado.
Había empezado a descubrir qué era eso de tener una vida propia, hasta entonces pensaba que siempre la había tenido, pero su presencia me atraía con la facilidad de un viejo mal habito recuperado. Sabía sin embargo que no iba a volver a ser nada parecido a un habitante incierto en su vida, ahora degeneraría más bien en intruso incómodo y cansino.
Pilar se conecta regular pero fugazmente a facebook. Apenas comenta, pero le gusta pinchar en Me Gusta en los enlaces de sus amigos. Su muro muestra que la música sigue marcando sus ritmos vitales. Durante un tiempo, después del cambio, me vi en la necesidad de reducirme a la mínima expresión, creí que se trataba de dar un paso atrás para tomar impulso, lo que incluía simplificar mis emociones en lo posible, para lo que prescindí de un contacto musical prolongado, de una exposición a melodías pegadizas que pudieran removerme por dentro. Pero la música ha vuelto.
Y ahora que la tengo de nuevo delante, no estoy listo para que suceda lo que era imposible cuando acompañaba sus pasos. Me mira. Me habla. He visto sus ojos hermosos y sinceros desde todos los ángulos, todos menos éste, clavados en los míos aunque sea por unos momentos. Me he mecido en el sonido de su voz paciente, y angustiado cuando esta se rompía, pero hasta hoy no podía esperar que se dirigiera a mí, ni siquiera para alguna trivialidad. Y cuando me comenta algo y voy a responderle con aparente normalidad, un viejo reflejo se dispara y balbuceo la antigua y olvidada letanía de los cursis entes rancios a los que pertenecí:"-...soy...tu.. sombra en la noche.....no soy...nada", noto como se vuelve incluso menos real al pronunciar las ridículas palabras. Afortunadamente, apenas me oye bajo el volumen ensordecedor del lugar, antes de mirarme de nuevo un instante con ligera extrañeza y volver a su baile solitario, tan próximo. Pero está bien, Pilar va a seguir estando bien. Y eso Me Gusta.

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