miércoles, 27 de octubre de 2010

LA ULTIMA AVENTURA DE LOS YIN-NAS 3

III


- "VRIL UMENE DEX"..Cuando escuchó por teléfono estas palabras directamente de la grabación que encontramos, el Lince, José Barón, nuestro amigo, se convenció por fin de volver a la ciudad desde Barcelona para llegar los tres juntos al fondo del asunto. Ya antes de colgar, nos dijo lo mismo que nosotros dos expresamos un rato antes al unísono tras escuchar la misma voz neutra y extraña: "-El fantasma de la 4ª planta".
Lo había olvidado por completo, porque parecía hace un siglo cuando nos aventuramos con los demás a las plantas superiores del colegio, por aquel entonces en desuso, que nos parecían gigantescas alas vacías que daban pie a infinitos rumores de ruidos inquietantes que resonaban sobre nuestras aulas. Lo cierto es que nada aterrador nos encontró allí arriba, salvo el viento por alguna ventana abierta que hacía que una puerta se moviera más de la cuenta, hasta que entramos en un laboratorio casi a oscuras, de cuyos cuantiosos grifos secos parecían brotar chirridos como gemidos. Aguantamos la impresión hasta que escuchamos desde una pared a nuestra espalda esas palabras con total nitidez, la misma voz asexuada, a lo que reaccionamos con gritos y una carrera descontrolada que no cesó hasta llegar al patio, cuatro plantas y media más abajo.
Así que ahora teníamos que volver al cole a buscar al fantasma de la 4ª planta. Cuando recogimos al Lince en la estación de tren el día siguiente, nos dirigimos allí casi directamente tras ponernos brevemente al día desayunando en una cafetería de camino. Habíamos quedado también con Carlos del Manzano, antiguo compañero del cole que ahora ejerce allí como profesor para que nos facilitara la entrada durante el recreo, sin desvelarle nuestros motivos reales.
Pero resulta que el fantasma de la 4ª planta lo tiene ahora algo complicado, porque las 4ª y 5ª plantas del colegio ya no están en desuso, sino repletas de alumnos. Todo el edificio lo está. ¿Dónde encontrar entonces al "espectro" que nunca vimos? Mientras José el Lince y David El de las Patás hablaban sobre ello en el patio, rodeados de chiquillos, se me ocurrió que los niños podrían saberlo si la leyenda urbana escolar había sobrevivido hasta hoy. Fui preguntando con poca convicción a unos y otros, ante la extrañeza de los muchachos a los que nada de aquello les sonaba, hasta que lo hice a un par de niños de unos 6 años que jugaban sentados juntos en el suelo, y me indicaron un lugar con decisión: la caldera.
La caldera alimentada de carbón que suministraba calefacción a toda la escuela en los años 80 Sí estaba ahora abandonada, aunque intacta. Era un sótano comunicado con uno de los patios del colegio (el que usan los párvulos) por unas escaleras metálicas, y no sólo con todas las habitaciones del edificio a través de conductos para el aire caliente, sino también con el bloque de viviendas continuo que los curas del colegio alquilaban a algunos padres de alumnos, y con una tubería de tamaño considerable que venía al parecer desde la zona donde estuvo el cuartel, bajo el muro. Quizás por allí pudo venir algo desde la mansión del contacto, especulamos, o al menos pudo transportar ecos de cuando reprodujeron las grabaciones o algo semejante. No estábamos seguros de nada, pero está claro que aquí pasó algo.
Cuando salimos del colegio, José el Lince nos confesó de sopetón que había sentido terrores nocturnos desde el episodio de la obra teatral, aunque menos frecuentes con los años. Por su parte, David el de las Patás admitió entonces que él ha sido siempre sonámbulo a partir de entonces, más o menos. Recordé que ciertamente estuvo brevemente sonámbulo durante las noches de hotel y acampadas que compartimos en nuestros viajes posteriores, ya siendo casi adolescentes, pero no le atribuimos entonces mayor importancia y sí bastante pitorreo. También yo tuve algún episodio semejante, pero apenas se repitió antes de cumplir los quince años.
El caso es que lo que fuera que entró en este mundo aquella noche podría estar aún aquí, y si no estaba físicamente en la caldera de la escuela lo mejor sería buscar dónde. Tras no poca investigación, nos hicimos con unos planos que describían aproximadamente como se supone que eran (y deben seguir siendo) la red de tuberías y alcantarillado que hay bajo el colegio y el ahora parque de Trafalgar, incluida la mansión. Hay un punto de comunión entre todos esos lugares bajo el propio parque, a una profundidad considerable. Una abertura marcada como "silo" en el mapa que parece lo bastante atípico como para echarle un vistazo. Y esta vez Sí habrá que colarse.

viernes, 22 de octubre de 2010

LA ULTIMA AVENTURA DE LOS YIN-NAS 2

II


Me impresionó como alguien de su inteligencia y preparación podía inclinarse a creer en cosas como aquellas con tanta decisión, pero era eso precisamente lo que me alentaba a dudar y dejarme llevar por sus quijotadas, como cuando éramos unos críos y nos convenció para explorar las catacumbas abiertas bajo la iglesia (entonces abandonada) de La Panadera. La verdad es que, tras colarnos en el templo un anochecer de invierno armados de linternas y nuestro arsenal propio de tortugas ninja (por si algún esqueleto se ponía agresivo) pasamos un rato digno de un capítulo especial de Halloween, que no nos decepcionó en cuanto a la cantidad de cráneos y ratones que pudimos encontrar, hasta que percibimos que no estábamos solos allí. La campana de la iglesia comenzó a replicar después de muchos años sin hacerlo y nos quedamos lívidos, aún más cuando ascendiendo en desbandada hacia le lejana salida del lugar nos topamos con un pequeño incendio allí dentro, fruto de unos chavales que también eligieron esa tarde para colarse allí, y tras prender fuego accidentalmente al sitio, huyeron al campanario donde no se les ocurrió otra que pedir ayuda de tan sonora forma. La policía y los bomberos nos sacaron de allí y nos dieron un buen rapapolvo en comisaría, mejor del que nos darían luego nuestros padres. Con gusto nos habríamos quedado en el calabozo antes que en casa esa noche. Pero eso nos dio otra aventura más que recordar.
También fue David el de las Patás al Aire quien nos alentó a escribir una carta a los entonces populares EUROPE para que tocaran en nuestra fiesta de fin de curso en otra ocasión, aunque creo que fue originalmente ocurrencia de el Lince, José Barón, con poco éxito después de todo. Con ellos dos y con El Gorrión y Segarra escenificábamos por las tardes, tras las clases y en el patio del colegio, interpretaciones libres de los libros juegos de Dragones y Mazmorras que nos dejaban o regalaban.
Y parece que los que quedamos podríamos estar a punto de volver a escenificar algo, una locura esta vez.
La mansión castrense del antiguo cuartel de Trafalgar es lo único de aquel que aún se conserva y pertenece todavía al ejército. Ahora está dentro del parque de Trafalgar, rodeada del antiguo muro, unas vallas y la garita -en desuso- donde los reclutas hacían antes las guardias. También mantiene en su territorio una zona de encinas y pinos junto a su entrada que le hace las veces de aparcamiento cuando algún responsable militar pasa por allí temporalmente. Así que, con poca convicción de encontrar algún rastro de lo que aconteció entre sus paredes pero con la esperanza de que ese sea el motivo de su conservación, nos dirigimos los dos solos allí.
Esta vez no tuvimos que colarnos, curiosamente no me esperaba que mi antiguo compinche hubiera obtenido todos los permisos oficiales e incluso unas llaves para entrar allí y revisarlo todo a su antojo, ya que no se utiliza como vivienda regular desde hace mucho.
Recorriendo sus pasillos, recordé que esta no era la primera vez que los Yin-nas combatimos a los extraterrestres del cuartel.
Un sábado por la tarde vimos en televisión un pase del clásico INVASORES DE MARTE en un televisor en blanco y negro, donde un niño se enfrentaba casi en solitario contra una infiltración totalitaria alienígena en los años 50, y el lunes siguiente en el recreo dimos rienda suelta a nuestro entusiasmo y espiamos a los soldados del cuartel con los prismáticos de nuestros padres, esperando algún síntoma sospechoso de posesión por ultracuerpos, encaramados al altísimo tobogán y los columpios de la escuela, pegados al muro que nos separaban del campo de tiro que usaban como aparcamiento de tanques y vehículos y donde realizaban las salvas matutinas de instrucción que amenizaban nuestra primera clase del día, normalmente de dictado y bostezos. Pero tras varias jornadas, ningún tanque se movió de su sitio y los platillos volantes no se presentaron, así que pasamos a otra cosa sin dejar de desconfiar de un lugar con tanto potencial para nuestros juegos. Parece que alguna razón pudimos tener entonces.
En la casa hallamos guardadas en un escritorio unas viejas cintas de audio en casete y un par de video en formato betamax. Como no encontramos donde reproducirlas nos las llevamos. Las del video beta tendrían que esperar (podríamos encontrar antes marcianos que un reproductor beta) pero escuchamos en el audio lo que parecía una grabación rudimentaria del ritual de contacto con los umitas de aquella lejana noche. Seguramente sólo era la copia de una copia y los originales estuvieran registrados en un magnetofón de la época y bien guardados o destruidos, por lo que no podíamos saber si faltaba algo, pero entre los gritos que se desataron en lo registrado en un momento concreto de la ceremonia y un largo espacio posterior con sonido blanco, oímos algo que nos recordó una de nuestras travesuras de entonces, unas palabras que escuchamos ya mucho antes y nunca olvidamos, cuando las pronunció el fantasma de la 4ª planta.

lunes, 18 de octubre de 2010

LA ULTIMA AVENTURA DE LOS YIN-NAS



I

Tenía unos 9 años. Cuando bajé del escenario del salón de actos escolar abarrotado hasta el sofoco me dominaba la sensación clara de estar volviendo en mi. No me preocupaba encontrar a mi madre esperándome entre las butacas cercanas, me movía como un autómata que acabara de despertar. No recordaba nada de los últimos 10 minutos, al menos. Pero parecía ser el único. Los adultos mantenían un perpetuo bullicio igual al que ensordecía la sala cuando mis compañeros y yo subíamos al escenario a representar nuestra breve obra teatral de fiesta navideña escolar. Aunque el Padre Verne nos impuso una pieza lacrimógena y cursi sobre un abuelo al que echaban al asilo y su familia (donde yo encarnaba a la nieta -una niña-, cosa que no entendía puesto que el sexo del personaje no era relevante y podría haber evitado un travestismo forzoso que a tan tierna edad podía traumatizarme, o al menos humillarme frente al choteo general de la clase), y esa era la obra que la pandilla de los Yin-nas ensayábamos en las clases, pero en casa de el Lince, José Varón, inventamos la obra que en realidad pondríamos en práctica cuando estuviésemos ante el público sin posible marcha atrás (en teoría): "Cobra, el Brazo fuerte de la Ley". Como revancha, yo encarnaría a una chica, sí, porque en nuestro cole de padres franciscanos no había niñas en los años 80, pero sería una mozita a la que el duro Cobra salvaba de unos quinquis. No habría besos.
Y lo hicimos. O eso parece. Cuando se levantó el telón, el Gorrión había pegado en un panel bien visible un cartelón de papel continuo de impresora con un rudimentario diseño - píxels cuadraos como puños de tinta formaban una pistola y gafas de sol - y el título mencionado. Yo tenía bien preparada mi frase, extraída hábilmente de la obra religiosa original para esa noche: Teóricamente, en plena trifulca familiar, la nietecilla debía gritar mientras tiraban de ella :¡¡ Ay, que me descoyuntan !!. En realidad yo siempre chillaba con voz de pito: Arg!! que me descollutan!! porque ni sabía lo que significaba, con gran éxito entre los compis de curso.
En lugar de en mitad de una pelea familiar, situábamos aquel momento en nuestros ensayos secretos en una agresión en el Callejón de la Muerte.
El Callejón de la Muerte (ahora vallado y cerrado al paso), existía realmente, junto a la iglesia del cole y lindando con el extenso Cuartel Militar de Trafalgar. Era algo así como el Club de la lucha del colegio. Allí quedábamos públicamente después de clase para resolver nuestras disputas a guantás, collejas, patadas y revolcones, favoreciendo un espectáculo social de gran expectación.
Pero volviendo a la obra teatral, el caso que esa breve laguna mental, de la que fui consciente de forma inmediata, me acompañó desde entonces durante los siguientes 25 años. Pese a lo anecdótico de todo ello, paradójicamente nunca lo olvidé. Y tampoco le busqué explicación, más allá de mi nerviosismo y profunda timidez expuesta frente a una pequeña multitud. Hasta Hoy.
David Huertas contactó conmigo hace poco por facebook.
Los Yin-nas de la EGB se separaron hace mucho. Daniel Segarra murió hará unos 15 años, siendo todavía casi un crío, cuando ya no teníamos contacto. Se suicidó.
El Gorrión, Ángel Lancero, que encarnó a Cobra, está en un centro penitenciario para enfermos mentales desde hace casi diez años. Recuerdo que después de la obra comenzó a sufrir frecuentes ataques epilépticos, pero nada que anticipara algo así.
Sí recuperé el contacto recientemente con el Lince, José Barón, mediante amigos comunes. Vive en Barcelona (por lo que no lo veo a menudo), es escritor de libros-juegos de fantasía, divorciado con un hijo de unos 6 años.
Pero no había sabido nada de David Huertas en 20 años. Desde que terminamos 8º de EGB y su familia se mudó de ciudad.
Me alegró saber de él. Su currículum intimida. David, El de Las Patás al Aire en la pandilla de los Yin-nas, trabaja en Bruselas, en Berlín y en la Ciudad de las Estrellas de Moscú para la Agencia Espacial Euroasiática.
Qué grupo tan extraño hemos sido.
Qué destinos tan dispares. A mi edad vivo con mis padres en nuestra casa de siempre, trabajo en un cyber, con un salón de amplias mesas donde los frikis juegan torneos de Magic, Warhammer y cosas similares los fines de semana, ..No es mal trabajo si eres un adolescente, pero pasé los 30 hace tiempo. Así que me imponía quedar con El de las Patás.. cuando me lo propuso y contarle lo poco que había sucedido en mi vida desde la última vez que coincidimos, cuando ambos compartíamos habitaciones de hostales en un viaje por Andalucía Post-fin de curso, a razón de un concurso cultural de la Radio Cofrade Local para cursos de 8º de EGB de colegios religiosos.
Todos los Yin-nas participamos, pese a no ser precisamente el grupo de empollones de la clase con buenas notas, más bien al contrario. Pero todos los empollones habían declinado la oferta de apuntarse en favor de otras cosas más productivas y con beneficios más inmediatos y seguros que una improbable competición entre colegios -con favoritismos claros- , como actividades con el coro, clases de guitarra o iniciativas de la asociación de padres de alumnos. Pero, contra todo pronóstico y tras una docena larga de programas radiofónicos, los Yin-nas llegamos a la final del concurso, frente a las campeonas cantadas, las niñas de la Academia de Monjas Suecas (más conocidas entre nosotros como las putas de las francesas) y ganamos.
Así que de nuestra gira triunfal por los parques acuáticos y de atracciones de la costa durante una semana con gastos pagados, me parece curioso visto ahora que la última conversación a duermevela con mi amigo David El de Las Patás.. fuera sobre la peli MI NOVIA ES UNA EXTRATERRESTRE, su peculiar lógica interior y lo buena que estaba Kim Basinger. ¿No era en el film Dan Akroyd un científico de la Nasa contactado o algo así?...
Ese viaje fue la despedida de los Yin-nas antes de su separación. Su última aventura. Eso pensaba entonces.
Os estaréis preguntando, si es que continuáis con esta lectura, que diablos es eso de Yin-nas. Bueno, no éramos como los Goonies, desde luego. Admirábamos a los ninjas de las malas pelis de aquella, nuestra infancia, y con unos 6 o 7 años decidimos, no recuerdo como, declararlos nuestros jurados enemigos y bautizarnos por tanto como Yin-nas (o ninjas reversos). Nuestra instrucción marcial se reducía a hacernos un rudimentario arsenal de shurikens, tirachinas y nunchakus y armarnos de imaginación.
El caso es que hoy quedé con David El de las Patás... en la puerta de nuestro antiguo cole, aprovechando que viene a la ciudad unos días. Intentó que El Lince acudiera también, pero resultó imposible. Ha sido raro. Tras la sorpresa, el reencuentro, los abrazos, risas y recuerdos, me ha hablado de un disparate. Conserva nuestro cartel de la obra Cobra:El Brazo Fuerte de la Ley, con la fecha de la función. Resulta que él también tuvo ese vacío en su memoria. Como yo, nunca lo mencionó. Jamás le achacó relevancia hasta que hace muy poco entre el millón de informes e historias antiguas de irregular trascendencia que revisa en su trabajo acerca de experimentos científicos de décadas pasadas, leyó un breve y curioso informe sobre un posible "contacto" telepático con supuestos extraterrestres del popular (entonces) planeta UMMO realizado aquella noche a la misma hora de nuestra función escolar en una modesta mansión-vivienda para oficiales militares, situada dentro del cuartel de Trafalgar, separado del patio del colegio por un muro de poco más de 2 metros de altura.
Aquella excentricidad, mantenida convenientemente en secreto, al parecer se aproximó más a una suerte de ritual de invocación new age que a un experimento per se, llevado a cabo por algunos oficiales de medio y alto rango, investigadores afines y dos mujeres de cierta edad y probada sensibilidad especial. No tendría mayor relevancia de no estar clasificada aún como secreta en los informes de la Agencia Espacial Euroasiática con el nombre clave de El Evento.
Se cree que El Evento tuvo serias aunque breves consecuencias inmediatas. Durante el contacto, el tiempo pudo sufrir alguna alteración y la percepción de mucha gente en cientos de metros a la redonda, resultar distorsionada. Todo eso suena muy confuso y poco concreto. Pero el informe era tajante en cuanto a afirmar que algo real e inexplicable sucedió.
La especulación de David, de la que parece estar convencido, es que algo cambió esa noche, algo que afectó nuestras vidas (y probablemente la de mucha más personas que jamás fueron conscientes de ello.. cree que los niños, cuanto más pequeños, más fácilmente pudieron percibir que algo no fue bien por unos minutos debido a su distinta óptica del paso del tiempo y asimilación de la memoria),y piensa que, de alguna forma, los Yin-nas supervivientes debemos reunirnos e investigar.

miércoles, 13 de octubre de 2010

VAGON DE COLA





CAP.1

ESTACION DE METRO, en el andén espera un nutrido grupo de personas. Entre ellos, las siguientes:
2 policías de paisano,varones
2 mochileros, chico y chica
1 mujer de mediana edad con cazadora de cuero negro
1 hombre corriente con un bolso/cartera colgado al hombro, visiblemente preocupado.
1 chaval con una cartera negra
1 hombre trajeado

LLEGA EL TREN, todos estos individuos suben junto a otros en el último vagón, vacío, que no va unido a ninguna maquina trasera. Se cierran las puertas del vagón, el tren se mueve. El chico se sienta y saca de su cartera negra un miniportátil. Inicia una videoconferencia con una mujer, no hay problemas en la cobertura de la conexión. El hombre corriente se sienta. Los detectives observan a los mochileros. El tren acelera en el túnel de metro, fundido a blanco.

EL HOMBRE TRAJEADO despierta en el suelo del vagón. Mira confuso a su alrededor, todos estan inconscientes, comienzan a despertar. Las luces interiores del vagón, van y vienen, parpadean. No se ve el exterior del vagón. La gente murmura y se queja, intentan saber qué les ha pasado. Los policías de paisano dan a conocer su condición, sacan sus placas. Intentan abrir las puertas sin éxito. Se resisten demasiado, parecen casi soldadas. Alguien advierte cuando se enciende la luz que el resto del tren no está. El vagón parece estar solo en el tunel. Alquien dice que debe haberse desenganchado. Uno de los policías comenta que esperaban un posible atentado con bomba en esa línea del suburbano, quizás una explosión en el tren haya provocado un desenganche violento del vagón o descarrilamiento y ello dejó inconscientes a todos. Nadie recuerda ninguna explosión. El miniportátil del chico continúa encendido en el asiento, la imagen vuelve repentinamente al monitor. El chico se sienta y lo mira. La mujer de la videoconferencia lo mira sorprendida a través del monitor, le dice que donde ha estado, que lleva mucho tiempo…la conexión se va. Las luces también.
El hombre trajeado se presenta a la mujer de la cazadora, se llama SANTOS SALVADOR. ISABEL, responde ella. Le pide ayuda para romper una ventana de la salida de emergencia. No encuentran cuál es. Todas las puertas parecen igual de soldadas. Comienzan a golpear el cristal de una ventana con lo primero que encuentran. Los mochileros miran al exterior con linternas que han sacado de su equipaje. Creen que no están en el túnel, parece una estación a oscuras, pero no ven letreros que especifique cúal. Vuelve la imagen al miniportátil. La mujer de la videoconferencia parece distinta. Su habitación está como a oscuras, sólo iluminada por la luz del ordenador de sobremesa y un resplandor de la ventana junto a él. Ella está sentada en el suelo, lejos de la pantalla, asustada, cuando se percata de que el chico del metro ha aparecido en su monitor. Ella llora, le dice que no entiende nada. Que si quería despedirse de una vez, súbitamente, un gran destello de luz cegadora entra por su ventana y la imagen del ordenador desaparece. El chico está pasmado, no sabe que pensar. Algunos a su alrededor han contemplado la escena. No entienden nada. Hasta ahora los móviles no iban.
Los policías casi consiguen abrir una de las puertas. Otros siguen liados con las resistentes ventanas, casi han cedido. Suena un móvil, todos se miran, nadie parece saber de quien es o donde está. Siguen el sonido. El hombre trajeado localiza el timbre en una cartera/bolso de piel abultado dejado bajo un asiento. El hombre corriente le grita: no!! No lo toques!! Corre! Todo el mundo fuera!! - cunde el pánico, ante la avalancha, las puertas y ventanas por fin ceden, el vagón se vacía de gente en un instante. Sólo el hombre trajeado permanece inmóvil junto al bolso. El timbre ha cesado. La luz ha vuelto a irse. Levanta lentamente la solapa del bolso sólo lo suficiente para ver parte de lo que parece una bomba en su interior unida a un teléfono móvil apagado. La pantalla del móvil se enciente, vuelve a sonar el timbre con mayor intensidad. El vagón explota.
Todos se alejan del vagon en llamas. Las luces de la estación parpadean. Parece estar vacía. Suben al exterior huyendo del humo. Fuera es de noche. No ven luces eléctricas. Ni casi edificios cercanos. Solo el cielo estrellado. Alguien dice: ¿Esa es la luna?
Miran arriba. Una anormalmente enorme Luna llena parece dividida en varios pedazos rodeados de multitud de asteroides. Alguien dice: la luna está rota.

EPISODIO DOS
Iluminados solo por la enorme luna rota, el grupo no se atreve a separarse, caminan despacio, todos juntos, mirando a su alrededor y buscando puntos de referencia. Hablan:
- No sabemos donde estamos.
- No han sido los atentados. Ha habido una catástrofe,la luna se nos ha caído encima a trozos, o puede q un meteoro la haya atravesado e impactado con la Tierra, arrasándolo todo.
- ¿ y dónde está la gente, o los cadáveres y los coches, y los incendios? Aquí no hay nada de eso.
-No vemos gran cosa. ¿Pueden haber pasado días ya?
-Aún así.
- El vagón del metro se desprendió, lo mismo llegamos a una estación de via muerta hasta una urbanización sin habitar aún o algo así.
-Lo dudo, esto es muy raro.

Siguen caminando despacio, intentando llamar por los móviles inútiles.
Enormes solares nocturnos cubiertos de viejos escombros y bruma.
La luz lunar ilumina una silueta medianamente lejana, una persona.
El grupo se da cuenta, llama su atencion, no contesta. Permanece quieto más cerca, le buscan, más cerca. La respiración del hombre parece entrecortada, exagerada, extraña. Se paran a un par de metros de él no les responde. Se lanza contra ellos, le ven mejor, es un hombre asilvestrado, cadavérico, enloquecido, que grita, les agarra e intenta morderles con dientes afilados como los de un tiburón. Se asustan, se apartan de él, algunos corren, retroceden, engancha a uno de ellos, uno de los mochileros que esgrimía linterna, le muerde en el cuello profundamente . Su compañera intenta ayudarle, cedió su linterna a otro antes y ahora sólo puede golpearle y patalear con manos y pies. Los policías se adelantan, se abren paso, sacan sus armas y disparan desde muy muy cerca entre gritos. Acribillan al salvaje.no cae. La señora de la cazadora de cuero se pone a su altura, saca un arma y descarga un par de tiros en la cabeza del loco, que cae muerto. El mochilero queda tendido desangrándose, la chica llora. Un policía se vuelve y apunta a la cabeza a la mujer de la cazadora. Ella se sorprende. La desarman, otros les increpan, pero creen que ella pueda ser un terrorista, la que dejó la bomba en el tren. Una señora se adelanta, mira quieta al mochilero inconsciente, luego se agacha para mirarlo mejor, le toca la frente. Inesperadamente, salen algunos borbotones de sangre del cuello del chico, pero parecen cerrar sus tremendas heridas, quedando sucias y encostradas. El chico despierta, mareado y confuso.
-¿has sido tú, le has curado, como? Le preguntan a la señora.
-no lo sé, …antes soñé que lo hacía, creo.
-cuando?
-Después de subir al tren , antes de despertar.
No conozco al chico, no se ni si le ví antes de subir al tren, pero creo que soñé con él y con poner mi mano en su frente.
-no le dijiste nada?
-cuando?paraque? Y no hemos parado desde que despertamos, nos han distraido cosas atroces…
-¿pero has soñado con algo más?
-no.
-Parece que puedes curar, o que podías curarle a él.
-xq llevas un arma !! Gritan los polis a la mujer de la cazadora mientras aún la apunta y esposan.
-por seguridad!! Soy carterista
-mentira! no te hemos visto nunca en la zona ni en comisaría
-no soy de la ciudad, vine hace poco, tuve problemas en mi tierra. Solo robo carteras, al descuido, en el metro, pero llevo la pipa porque me buscan, y no los polis.
-NOS HE MATADO A TODOS, interrumpe el hombre corriente.
-¿?
-ESTAMOS MUERTOS, VAGAMOS POR EL PURGATORIO, LOS MUERTOS NOS ATACAN, NO PODEMOS MORIR PORQUE YA LO ESTAMOS Y YO LO HICE, PUSE ESA BOMBA DEL METRO.
Confusión general, gritos, improperios, insultos, algunos le agarran y golpean, no se resiste, los policías y algunos más imponen algo de orden.
-No puede ser, no lo creo, SALVADOR murió por tu bomba, pero después de despertar, y por qué iba a viajar tu bomba hasta aquí con nosotros si ya explotó antes, según tú? No. Chorradas.
-Y vimos a la novia del chico del portátil, a ella también le pasaba algo.
- eres de alqaeda, taliban etarra o que?
-NO!! COGIERON A MIS NIÑAS Y ME OBLIGARON A HACER ESTO, DEBIA DEJAR LA BOLSA EN EL TREN Y SALIR. UN OCCIDENTAL LES RESULTABA MÁS práctico CON LA SEGURIDAD QUE ESPERABAN EN LOS TRENES.
-podrian contratar a alguien para hacerlo.
-nadie quiere mojarse en algo tan gordo, creo yo, los cogen fijo, mejor un inocente.
-no me creo ná, este está loco.
-pero no sabe nada de lo que ha pasado aquí fuera.
-Y un loco acaba de arrancarme el cuello y esta señora parece que ma curao de un solo toque.

Continuaron andando desorientados largo rato, los polis no quisieron abandonar al tipo corriente. Lo esposaron y llevaban del brazo. Él sollozaba y murmuraba sobre sus niñas, cómo las habia fallado, donde y como estarían. Uno de los polis intentó interrogarlo más a fondo, pero su compañero le convence de que no es el momento.Habian soltado a la mujer de la cazadora, pero no le devolvieron el arma.

Un rugido, se paran , todos miran asustados y tensos alrededor, uno grita:
-UN OSO!!
Un oso pardo enorme se les lanza en carrera desde una ladera lejana. Todos corren, el bicho no se para, los polis optan por disparar, no lo abaten, recargan, disparan, no llevan mucha munición encima, a uno se le agota, no están seguros de cuantos disparos aciertan, no se detiene.
Utilizan el arma que quitaron a la ladrona, sólo un cargador. El bicho no cae.

Un tiro lejano, como de rifle, acierta al oso en el cráneo y se desploma por fin.
Ven al francotirador, un señor vestido a lo Tuareg, y algo más..está en una atalaya cercana que la bruma va mostrando.
Todos se van reuniendo y acercando, pero despacio, no se fian, los polis no guardan sus pistolas descargadas.
El señor baja de la atalaya y los recibe a su discreta fortaleza.
-Os esperaba, esperaba a los trece.
-quien eres? Ande estamos?
-somos doce.
-como?
-doce.
-quien falta? Un momento, donde está SALVADOR SANTOS?
Se miran extrañados, tienen mil preguntan, pero alguien contesta:
-Murió.
-Entonces estamos todos perdidos.



EPISODIO 3
Todos quieren explicaciones , interrogan al Tuareg, éste no parece saber nada, la luna siempre ha sido así, contesta. La única respuesta que tiene es una lista, la escribe con tiza en una pizarra. Nombres.
Trece nombres. Todos reconocen el propio. ¿Cómo sabes nuestros nombres? Me los enseñaron de niño, tuve que memorizarlos, siempre en el mismo orden para acordarme, mi padre me los enseñó, tenía que esperaros.

Como sabias antes que eramos nosotros?
No he visto a nadie más por aquí.
Porque? Que ha pasado aquí? Porque debes esperarnos? Quien sabe todo esto? Porque stamos perdidos?
Verne se lo dijo a mi padre. Él tiene respuestas.
Verne? Pero no estabas solo aquí?
Está lejos. Mañana os llevaré, yo no tengo respuestas, yo solo os he esperado.
Pasan lo que queda de noche acomodados como pueden en un salón de piedra de la atalaya del Tuareg. Este les dá agua y algo de comida.
Cuando le preguntan al Tuareg por el salvaje que han matado, se encoge de hombros y dice: hay muchos como él. No son personas, y algunas bestias. Como el oso.
Al amanecer parten en caminata. Mientras recorren el páramo ven a su alrededor las ruinas de lo que fue una ciudad. Empiezan a dudar de cuanto tiempo ha pasado o dónde están.
Algunos charlan mientras caminan:
La señora que curó al mochilero:-¿alquien más soñó? ¿mientras estuvimos inconscientes en el tren? Alguien más? Lo que sea?
Nadie responde, luego la mujer de la cazadora, la ladrona, se atreve:
Yo soñé con SALVADOR, el muerto. No estoy segura el qué, y es raro, porque le conocí en cuanto despertamos, pero no antes. Ni me fijé en él cuando subimos al tren con el cante que me dieron los maderos.
-Pues yo soñe contigo, dice el mochilero..
- oye! Le dice su chica. ..hace una pausa..creo que soñe con el chico del portátil, duda luego.
-Todos soñamos sólo con uno de nosotros?
-La señora debía quizás curarte, por eso soñó contigo. Los demás puede que tengamos alguna relación con la persona que soñamos.
- Pues ya no lo sabré, dice la mujer de la cazadora.

Llegan sin contratiempo a una torre. En realidad parece un altísimo y estrecho chimeneon industrial erguido desde el suelo y coronado con una choza de maderos y cemento. Es demasiado empinado y estrecho. Sólo puede subirse por una rudimentaria escalera exterior de hierros clavados y soldados a la estructura circular que se elevan haciendo una escalera de caracol larguísima, así que sólo 5 ascienden cuando el Tuareg se lo indica, él les espera abajo.
Ascienden desconfiados pero con notable celeridad, con una facilidad anormal.
Los de abajo se dan cuenta.
-¿Veis como suben? Casi parecen astronautas en la luna.
-Y hemos llegado muy rapido. Casi ni me cansado, y eso que estamos todos reventados.
-El Tuareg de la pizarra parece flotar un poco con su rifle cuando camina, y todos hemos visto la extraña capa de polvo que se sostiene sobre el suelo. Parece que lo de la luna afectó a la gravedad. No tanto como en la luna, pero aquí pesamos menos que antes.
-lo mismo la Tierra se salió de su órbita.
El Tuareg les mira sin comprender nada.
El grupo de 5 llega por fin a la cumbre, entran por una pequeña puerta de madera en bruto a la garita. Sin ventanas. Todo tapiado con cemento o maderos desvencijados que dejan pasar rayos de sol. Está en penumbra, pero no ven a nadie dentro. Pegado a la pared una pequeña mesita. Uno se acerca, hay algo encima. Un libro. Buena encuadernación, solapa tapa dura forrada de piel. Un sello bordado en el centro. Con Letras doradas: VERNE, Jules. No pone el título en la portada. Lo coge y mira el dorso. En letras mayúsculas doradas: HECTOR SERVADAC.

CAPITULO 4 :
APUNTES:
el grupo de 5 baja
-Quien es verne? Esto? Este libro?
- libro? Para mí es Verne, es su nombre. Mi padre susurraba sus respuestas.
-lo leía, no sabes leer?
Se encoge de hombros.
-yo conozco ese libro de julio verne, dice uno, HECTOR SERVADAC.
Cuenta la historia de un cometa o algo así que roza la Tierra y desprende un trozo del planeta, como una burbuja, que forma un satélite. Como cuando se formó la luna, creo. Y en ese satélite hay gente, uno de ellos es un capitán francés, el tal Servadac.


VAGÓN DE COLA ES EL PRODUCTO DE MIRAR LA ÚLTIMA TEMPORADA DE "PERDIDOS", DAR UN PUÑETAZO A LA MESA Y DECIRSE: Eso también lo puedo escribir yo.

TAL VEZ CONTINÚE, TAL VEZ NO. TAL VEZ YA TERMINÓ. A LOS RESPONSABLES DE "PERDIDOS" TAMPOCO LES IMPORTÓ.

miércoles, 6 de octubre de 2010

GANAMOS LAS BATALLAS, PERDIMOS LA GUERRA


Con esta cita a Rambo (creo) puede definirse el argumento de HALO REACH, inspirado tengo entendido en la novela LA CAÍDA DE REACH dedicada a la popular franquicia jugona.
Alguien me ha definido esta precuela como la más mítica de la saga. Creo que no le falta razón, tal vez por su intensidad es por lo que me ha gustado bastante más que HALO 3 (la única de la que había jugado el modo campaña, tengo pendiente aún hacerme con un HALO 3:ODST, la entrega posterior), y también porque, al igual que en las pelis EL IMPERIO CONTRAATACA y LA VENGANZA DE LOS SITH, sabemos que los malos van a ganar y todo va a ir a peor por mucho que cumplamos los objetivos que nos marquen (otro ejemplo sería el videojuego de STAR WARS -franquicia recurrente- EL PODER DE LA FUERZA)..Y está muy logrado como se va haciendo patente conforme avanzan las últimas horas del planeta Reach que la situación se hace insostenible. Por ello recomiendo que cuando terminéis la campaña individual esperéis al final de los créditos, donde en una pantalla adicional consumaremos el esperado trágico final de Noble 6, al que llegué tras pasarme todas las misiones frenéticamente casi de una sentada (gracias a ese alquiler gratis). Épico.
Recomendaros también la peli de animación HALO LEGENDS en DVD, con algunos buenos episodios insertados en la trama general de los videojuegos.

EL VELOCISTA

Se quedó clavado. Inmovil en el sitio. Como un pasmarote. Sólo un instante antes iba a dar el primer paso para bajar por las escaleras del metro. Las que le sacarían de allí, las que le pondrían a salvo. No tenía que hacer nada más. Ni hablar con nadie de la multitud que le rodeaba en el centro de Madrid, entre la pompa y la confusión de la celebración de aquel día de primavera. Y sin embargo, su mano le traicionó, amparada por un brazo cómplice que sin que él lo quisiera se había extendido hasta la muy cercana barandilla a su espalda y había aferrado el metal saliente como un niño pequeño que se resiste a abandonar el lugar en una rabieta.
Sus ojos, clavados en el acceso de la estación al final de la escalera. La gente entraba y salía continuamente de allí, ignorándole en el tráfico continuo de media tarde de aquel día especial. Fue quizás solo un instante, pero le resulto eterno, consciente de que era decisivo y quizás el último, y que no lo iba a entregar a la reflexión o a pensárselo dos veces porque su cuerpo había decidido ya por él. Apenas pudo lamentarse y maldecir con un sentido pestañeo cuando se dio la vuelta con celeridad y sólo entonces soltando su presa de hierro forjado se lanzó en una carrera desbocada en dirección opuesta a la que había tomado unos momentos antes.
Las personas eran sólo obstáculos a esquivar y superar, los objetos apenas borrones, y eso que su percepción comenzó a intensificarse por efectos de la adrenalina que se había disparado en su organismo.
No le importaba una mierda aquel atentado, ni la política, ni las consecuencias que pudiera tener en un mundo de continuas repercusiones, y sin embargo en su pecho un resorte se había disparado, algo se rompía, había encontrado un límite donde trazar su línea en la arena, al menos su estómago lo había hecho.
Salvar la vida de aquel responsable público prepotente y corrupto no le hacía la menor gracia, y el mundo se había ganado el irse al carajo hacía mucho. No podía ni encauzar su propia vida, ¿como diablos iba a pretender implicarse en aquel galimatías de sociedad que tan poco le interesaba y tanto parecía interesarse en regodear su propia estupidez?.
Y sin embargo, corría. Estaba corriendo como si la vida le fuera en ello. Probablemente para perderla. Porque había descubierto hace apenas un instante que él también era estúpido, lo bastante como para que le importase la tontería de que todo su país (..su país, menuda gilipollez) fuera puesto de rodillas. En realidad, aquello no debía ser tan relevante, otro escupitajo más en la cara de todos, revestido posteriormente de hipocresía y tapado de intereses egoístas. Nadie montaría una guerra (afortunadamente) por aquello, a no ser que tuviera algo que sacar del conflicto. Y sin embargo, una idea se colaba como un mal virus invasor entre la fuerte respiración de su correr salvaje. Equilibrar la balanza. Siempre pensó que toda buena obra tiene su castigo, y ésta no sería una excepción, pero entre tanta mierda una sola acción desinteresada, por inútil que pudiera resultar podría tal vez hacer que algo valiera la pena.
Al menos para él. El mundo se derrumbaba a su alrededor, lo mismo era su vida lo que se derrumbaba y el mundo era normal en su caos genocida.
El próximo gran meteoro podría estrellarse tranquilo contra la Tierra en unos millones de años, porque aquella maldita especie de capullos habría estado tan ocupada jodiéndose que se extinguiría tan fácilmente como los dinosaurios, pero rodeándose de pedanterías y lamentaciones sentidas.
Y sin embargo, sin saber porqué, corría a recibir una bala que era para otro hombre, que probablemente incluso se la merecía.