I
Tenía unos 9 años. Cuando bajé del escenario del salón de actos escolar abarrotado hasta el sofoco me dominaba la sensación clara de estar volviendo en mi. No me preocupaba encontrar a mi madre esperándome entre las butacas cercanas, me movía como un autómata que acabara de despertar. No recordaba nada de los últimos 10 minutos, al menos. Pero parecía ser el único. Los adultos mantenían un perpetuo bullicio igual al que ensordecía la sala cuando mis compañeros y yo subíamos al escenario a representar nuestra breve obra teatral de fiesta navideña escolar. Aunque el Padre Verne nos impuso una pieza lacrimógena y cursi sobre un abuelo al que echaban al asilo y su familia (donde yo encarnaba a la nieta -una niña-, cosa que no entendía puesto que el sexo del personaje no era relevante y podría haber evitado un travestismo forzoso que a tan tierna edad podía traumatizarme, o al menos humillarme frente al choteo general de la clase), y esa era la obra que la pandilla de los Yin-nas ensayábamos en las clases, pero en casa de el Lince, José Varón, inventamos la obra que en realidad pondríamos en práctica cuando estuviésemos ante el público sin posible marcha atrás (en teoría): "Cobra, el Brazo fuerte de la Ley". Como revancha, yo encarnaría a una chica, sí, porque en nuestro cole de padres franciscanos no había niñas en los años 80, pero sería una mozita a la que el duro Cobra salvaba de unos quinquis. No habría besos.
Y lo hicimos. O eso parece. Cuando se levantó el telón, el Gorrión había pegado en un panel bien visible un cartelón de papel continuo de impresora con un rudimentario diseño - píxels cuadraos como puños de tinta formaban una pistola y gafas de sol - y el título mencionado. Yo tenía bien preparada mi frase, extraída hábilmente de la obra religiosa original para esa noche: Teóricamente, en plena trifulca familiar, la nietecilla debía gritar mientras tiraban de ella :¡¡ Ay, que me descoyuntan !!. En realidad yo siempre chillaba con voz de pito: Arg!! que me descollutan!! porque ni sabía lo que significaba, con gran éxito entre los compis de curso.
En lugar de en mitad de una pelea familiar, situábamos aquel momento en nuestros ensayos secretos en una agresión en el Callejón de la Muerte.
El Callejón de la Muerte (ahora vallado y cerrado al paso), existía realmente, junto a la iglesia del cole y lindando con el extenso Cuartel Militar de Trafalgar. Era algo así como el Club de la lucha del colegio. Allí quedábamos públicamente después de clase para resolver nuestras disputas a guantás, collejas, patadas y revolcones, favoreciendo un espectáculo social de gran expectación.
Pero volviendo a la obra teatral, el caso que esa breve laguna mental, de la que fui consciente de forma inmediata, me acompañó desde entonces durante los siguientes 25 años. Pese a lo anecdótico de todo ello, paradójicamente nunca lo olvidé. Y tampoco le busqué explicación, más allá de mi nerviosismo y profunda timidez expuesta frente a una pequeña multitud. Hasta Hoy.
David Huertas contactó conmigo hace poco por facebook.
Los Yin-nas de la EGB se separaron hace mucho. Daniel Segarra murió hará unos 15 años, siendo todavía casi un crío, cuando ya no teníamos contacto. Se suicidó.
El Gorrión, Ángel Lancero, que encarnó a Cobra, está en un centro penitenciario para enfermos mentales desde hace casi diez años. Recuerdo que después de la obra comenzó a sufrir frecuentes ataques epilépticos, pero nada que anticipara algo así.
Sí recuperé el contacto recientemente con el Lince, José Barón, mediante amigos comunes. Vive en Barcelona (por lo que no lo veo a menudo), es escritor de libros-juegos de fantasía, divorciado con un hijo de unos 6 años.
Pero no había sabido nada de David Huertas en 20 años. Desde que terminamos 8º de EGB y su familia se mudó de ciudad.
Me alegró saber de él. Su currículum intimida. David, El de Las Patás al Aire en la pandilla de los Yin-nas, trabaja en Bruselas, en Berlín y en la Ciudad de las Estrellas de Moscú para la Agencia Espacial Euroasiática.
Qué grupo tan extraño hemos sido.
Qué destinos tan dispares. A mi edad vivo con mis padres en nuestra casa de siempre, trabajo en un cyber, con un salón de amplias mesas donde los frikis juegan torneos de Magic, Warhammer y cosas similares los fines de semana, ..No es mal trabajo si eres un adolescente, pero pasé los 30 hace tiempo. Así que me imponía quedar con El de las Patás.. cuando me lo propuso y contarle lo poco que había sucedido en mi vida desde la última vez que coincidimos, cuando ambos compartíamos habitaciones de hostales en un viaje por Andalucía Post-fin de curso, a razón de un concurso cultural de la Radio Cofrade Local para cursos de 8º de EGB de colegios religiosos.
Todos los Yin-nas participamos, pese a no ser precisamente el grupo de empollones de la clase con buenas notas, más bien al contrario. Pero todos los empollones habían declinado la oferta de apuntarse en favor de otras cosas más productivas y con beneficios más inmediatos y seguros que una improbable competición entre colegios -con favoritismos claros- , como actividades con el coro, clases de guitarra o iniciativas de la asociación de padres de alumnos. Pero, contra todo pronóstico y tras una docena larga de programas radiofónicos, los Yin-nas llegamos a la final del concurso, frente a las campeonas cantadas, las niñas de la Academia de Monjas Suecas (más conocidas entre nosotros como las putas de las francesas) y ganamos.
Así que de nuestra gira triunfal por los parques acuáticos y de atracciones de la costa durante una semana con gastos pagados, me parece curioso visto ahora que la última conversación a duermevela con mi amigo David El de Las Patás.. fuera sobre la peli MI NOVIA ES UNA EXTRATERRESTRE, su peculiar lógica interior y lo buena que estaba Kim Basinger. ¿No era en el film Dan Akroyd un científico de la Nasa contactado o algo así?...
Ese viaje fue la despedida de los Yin-nas antes de su separación. Su última aventura. Eso pensaba entonces.
Os estaréis preguntando, si es que continuáis con esta lectura, que diablos es eso de Yin-nas. Bueno, no éramos como los Goonies, desde luego. Admirábamos a los ninjas de las malas pelis de aquella, nuestra infancia, y con unos 6 o 7 años decidimos, no recuerdo como, declararlos nuestros jurados enemigos y bautizarnos por tanto como Yin-nas (o ninjas reversos). Nuestra instrucción marcial se reducía a hacernos un rudimentario arsenal de shurikens, tirachinas y nunchakus y armarnos de imaginación.
El caso es que hoy quedé con David El de las Patás... en la puerta de nuestro antiguo cole, aprovechando que viene a la ciudad unos días. Intentó que El Lince acudiera también, pero resultó imposible. Ha sido raro. Tras la sorpresa, el reencuentro, los abrazos, risas y recuerdos, me ha hablado de un disparate. Conserva nuestro cartel de la obra Cobra:El Brazo Fuerte de la Ley, con la fecha de la función. Resulta que él también tuvo ese vacío en su memoria. Como yo, nunca lo mencionó. Jamás le achacó relevancia hasta que hace muy poco entre el millón de informes e historias antiguas de irregular trascendencia que revisa en su trabajo acerca de experimentos científicos de décadas pasadas, leyó un breve y curioso informe sobre un posible "contacto" telepático con supuestos extraterrestres del popular (entonces) planeta UMMO realizado aquella noche a la misma hora de nuestra función escolar en una modesta mansión-vivienda para oficiales militares, situada dentro del cuartel de Trafalgar, separado del patio del colegio por un muro de poco más de 2 metros de altura.
Aquella excentricidad, mantenida convenientemente en secreto, al parecer se aproximó más a una suerte de ritual de invocación new age que a un experimento per se, llevado a cabo por algunos oficiales de medio y alto rango, investigadores afines y dos mujeres de cierta edad y probada sensibilidad especial. No tendría mayor relevancia de no estar clasificada aún como secreta en los informes de la Agencia Espacial Euroasiática con el nombre clave de El Evento.
Se cree que El Evento tuvo serias aunque breves consecuencias inmediatas. Durante el contacto, el tiempo pudo sufrir alguna alteración y la percepción de mucha gente en cientos de metros a la redonda, resultar distorsionada. Todo eso suena muy confuso y poco concreto. Pero el informe era tajante en cuanto a afirmar que algo real e inexplicable sucedió.
La especulación de David, de la que parece estar convencido, es que algo cambió esa noche, algo que afectó nuestras vidas (y probablemente la de mucha más personas que jamás fueron conscientes de ello.. cree que los niños, cuanto más pequeños, más fácilmente pudieron percibir que algo no fue bien por unos minutos debido a su distinta óptica del paso del tiempo y asimilación de la memoria),y piensa que, de alguna forma, los Yin-nas supervivientes debemos reunirnos e investigar.
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